En su lente han quedado registrados 14 presidentes peruanos. A todos ellos los escrutó con su ojo vigilante. Los siguió para no repetir la foto común. Mientras los demás se dejaban ubicar por el personal de Palacio o simplemente no querían incomodar al personaje, Víctor Chacón Vargas, al que todos llaman Ch. Vargas, se salía del cuadro, buscaba una imagen distinta. El hombre ha registrado al terrorismo, al delito, al narcotráfico, a nuestra sociedad, al peruano de plata, al tipo común. A mujeres bellísimas. Más de 40 años con su cámara . A sus 72 años, comparte sus recuerdos con Domingo.
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Has retratado a 14 presidentes…
A Morales Bermúdez lo agarré ya prácticamente cuando salía del poder. Lo fotografié con Belaunde, en la transición. En ese tiempo recién yo entraba a Caretas. De allí sí, a todos.
¿A cuál recuerdas más para la foto?
Fujimori. Odiaba a los fotógrafos de Caretas. Él se dejaba fotografiar en Lima, pero no cuando viajábamos. A mí me botó una vez. Estábamos en el Cenepa, nos dijeron: “Va a llegar Fujimori”. “Bacán”, dije. Hablé con el responsable del helicóptero y me hizo subir. En eso, Fujimori pide la lista: “A ver, ¿quién está viajando?”. “Tal, tal… Bajen al de Caretas”, ordenó.
Otro que se cuidaba mucho era Alan García. A él le gustaba posar. “Primero las fotos”, decía. Y luego recién hablaba… Una vez Zileri me llamó: “Oye, has tomado esta foto en Palacio, muy posada. ¿Qué cosa eres tú?, ¿zapatero?”. Quedé indignado, con mucha bronca por eso. Así que a la siguiente conferencia Alan volvió a decir: “Primero las fotos”. No tomé. “Ahora las cámaras de TV”, dijo. Y ahí empecé a fotografiar. “Un ratito, un ratito”, interrumpe. Y me ordena: “Deja de tomar fotos, baja tu cámara”. Le respondo: “No la voy a bajar”. Yo seguía indignado porque me había gritado Zileri. “Baja la cámara”, repite. “No”. Nos quedamos mirando. Él con su tamañazo, yo chato. Nunca bajé la vista. Finalmente dijo: “Ya, sigamos”… De ahí me agarró una broncaza. Y era pata de Zileri.
A un reportero que el jefe te reprenda, da mucha bronca.
Te arma de bronca, sí, porque, además, yo sabía que él era muy amigo de Zileri, lo cuidaba en las imágenes. Luego fui a Cancillería y seguridad no me dejó pasar. “Orden del presidente”, me dicen. Fui y le conté a Zileri… Se rio. “A ese muchachón no le hagas caso”, me dijo…
¿Hay presidentes fáciles para la foto? Digo, tipo Castillo o Toledo.
Castillo es difícil de tomar, no es nada fotogénico. Toledo sí se presta por los gestos que hace… El que se cuidaba mucho era Belaunde. Una vez en Ayacucho agarré un lente ojo de pez, que agarraba todo, y me dijo: “Oye, no tomes esa foto, ¿por qué estás tomando con gran angular?”. “Señor presidente, no distorsiona”, le dije. “No, no, con angular no”. Belaunde conocía, tenía su cámara, tomaba fotos y sabía.
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Eres un reportero al que no le gusta distorsionar la imagen, buscas el enfoque diferente.
Distorsionar, no. Siempre me interesó lo que hay en el fondo, la escena… Yo admiraba mucho por eso a René Pinedo. Él me dijo: “Víctor, no es cuestión de fotografiar, tienes que ver atrás, si hay un letrero, si alguien va a pasar…Juega con la escena”. Y eso hice... Eso sí, a veces hay que tener en cuenta lo que el medio quiere, aunque también lo que te gusta hacer.
Así como Pinedo ¿tuviste otros maestros del fotorreportaje?
Bueno, siempre se aprende, se aprende... El fotógrafo aprende todos los días, incluso de un chico, de un aprendiz, porque trae nuevas ideas, trae innovación. Ahora, parece mentira, pero los antiguos son muy celosos, no quieren enseñar, se creen más. Una vez fui a la plaza de toros, contento porque recordé que toreaba de chico en Oxapampa. Le muestro mis fotos a un fotógrafo antiguo. Y me sacó la mugre. “Para tomar toros tienes que ser un capo”, me desafió. Quedé sorprendido.
Llegaste a conocer a los reporteros antiguos, legendarios, de Caretas.
Víctor Manrique, Leoncio Mariscal, Humberto Romaní, buenísimos. Cuando yo entraba a Caretas, Manrique ya se iba, Carlos Bendezú era el nuevo jefe y me trae… Después, con Manrique nos hicimos muy amigos, se va a EEUU y allí hicimos parrilladas en su casa... Recuerdo que me metía al archivo y veía las fotos de Manrique, Pinedo, ‘Chino’ Domínguez… A propósito el 'Chino' me quiso jalar a La República, hablé con Zileri y me convenció que me quedara...
Hablamos de fotorreporteros de quienes sus fotos valían por sí mismas, sin necesidad de textos.
Así es. Y eso es cuando trabajas por pasión. Si eres un apasionado de lo que te gusta, te va a salir bien. Hay dos tipos de fotógrafos: el que le gusta y el de casualidad. Mira, hoy es fácil tomar fotos, todo el mundo toma. Pero el asunto es agarrar el momento que tú quieres, porque allí eres tú.
Está tu ojo, está tu sensibilidad…
Claro, es como una pintura. Tú vas a pintar lo que tú quieres… Pero los chicos de ahora -y eso es lo malo- no han trabajado con la cámara de rollos, es una desventaja. Porque con esa cámara de rollos tu ojo estaba así (se pone en alerta y hace que apunta por un buen rato) y de pronto, con un solo disparo, paf, listo. En cambio, ahora disparan tatatata (hace como una metralleta)… a lo que salga.
Eres consciente de que has logrado tener ya darle un sello a tu foto, es decir, cuando alguien ve algo tuyo, dice: ah, esta es una foto de Chacón.
Creo que eso llega cuando lo dicen otras personas... A mí me preguntan ¿cuál es tu mejor foto? Yo digo, la verdad es que no tengo la mejor foto, para mí la mejor foto es la que tomé de mi hija.... Pero no, hasta ahora, no. Digo, capaz la voy a hacer, capaz ya la tengo, o no lo tengo, no sé, no sé, porque todos los días hay imágenes, todos los días...
Pero sí te sientes satisfecho con lo que has logrado.
A veces no. Yo digo: “Pucha, ya tengo 72 años, no he hecho lo que quiero”. Quizás alguien diga: “¡Qué gran foto has hecho!”. Pero no, no lo veo, parece que algo me faltara.
Y sientes que los fotorreporteros admiran tu trabajo.
Sí, me dicen: “Qué bacán lo que has hecho”, pero yo siento que no soy un grande. Quizás en fotografía es difícil sentirlo porque hay imágenes diarias. Es como el futbolista: si dejas de meter goles, te sientan y te fregaste. El fotógrafo debe estar siempre ahí, fotografiando. Y voy a hacerlo hasta el último aliento.
¿Para ti fue importante la presencia de un periodista como Enrique Zileri?
Sí. Zileri era completo. Muy gráfico. Cuando ideaba la carátula yo no lo entendía porque hablaba así: (gruñe unas tres veces), entonces le daba unos papeles para que lo dibujara y hacía un boceto, en el papel se veía lo que quería. Y tenías que encontrar lo que quería. A él le gustaba mucho los claro oscuros, no le gustaban las fotos planas. Buscaba lo diferente. Era un capo…
Eran de esos editores diferentes...
Igual eran Thorndike, Igartua, primero veían las fotos. Ahora en las redacciones preguntan, ¿hay una foto vertical? hay que poner una vertical, ¿hay una foto cuadrada? hay que ponerla cuadrada. Thorndike no trabajaba así, "manden esa foto grande, carajo", decía, y el texto allí... Ahora el periodismo se ha puesto muy empresarial.
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Hay coberturas en la que has conocido el peligro. Por ejemplo, sufriste el cólera.
Sí, me infecté con unas uvas que compré y lavé en el caño, el agua estaba contaminada… Recuerdo que en esos tiempos veía entrar a los hospitales a la gente viva y salían muertos.
Y casi fuiste víctima del terrorismo.
Sí, Sendero nos secuestró por Uchiza. Tuve mucho miedo, más que la vez que nos dispararon los narcos también en la selva… Me pusieron el arma acá (la cabeza) y rastrillaron. Mis piernas temblaban…
Tus fotos de chicas son un sello, un registro tuyo ¿cómo logras convencer a modelos nuevas y experimentadas de posar con mucha sensualidad?
Debes estar al lado de ellas, darles mucha confianza, dialogar bastante, decirles que vas a lograr su máxima belleza, adularlas, eres linda, te ves bien… En realidad, hay un problema con los que hacen estas fotos y es que a veces se quieren sobrepasar. Hay colegas que creen que ellas no se dan cuenta, pero sí, se dan cuenta. Saben que uno las cuida, las va a respetar.
Finalmente, una reflexión ¿el periodismo cambió en los últimos años?
Creo que sí, creo que se está perdiendo ese periodismo de antes, con la pasión que había… Ahora hacen más caso a la empresa, el redactor sale a hacer preguntas que le han dictado. Antes tú luchabas por tu información... Se ha perdido y duele porque la prensa es valiosa para un pueblo o la nación.