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Domingo

Todos los maestros de Mauricio Mesones

El músico ha sido presentado como nuevo coach de La voz Perú. ¿Qué clase de entrenador será? ¿Y cuál es el proyecto que lo llevará a conocer los sonidos de la cumbia nacional y de la que se hace fuera de nuestras fronteras?

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Mauricio Mesones en Baqueta Studios, donde ha grabado la totalidad de su música. Foto: Antonio Melgarejo

Hay temas con los que Mauricio Mesones apenas se mueve, da ligeros pasos adelante y atrás, pero no sale de su órbita. Cuando eso ocurre, mira con otra intensidad al público, se ayuda con las manos, hace palmas, simula tocar un instrumento ficticio, como si estuviera en un combate de “air guitar”, pero no se sale de su eje, como si le hubieran marcado un espacio del que no debe alejarse. Es algo que aprendió de Andrés Dulude, histórica voz de Frágil, uno de sus referentes en el dominio del escenario. Pero a veces Mesones estalla y salta como un instructor de kung-fu, o se mueve al ritmo de una tunantada, guiado por instrumentos de viento, conversa con el público, juega con sus músicos y ríe mucho. Es un Mauricio más histriónico, que trata de asimilar el estilo de otro de sus referentes: Raúl Romero, su hoy compañero como coach de La voz Perú.

Con el guitarrista Martín Choy (ex La Sarita y ex-Mojarras), su cómplice en su aventura musical. Foto: Antonio Melgarejo

Esos dos nombres influyeron en su manera de presentarse ante el público, pero su camino en la música está marcado por muchos más maestros. Cuando era chico escuchaba mucho a exponentes de los dos gigantes del continente: Argentina y Brasil. Las tardes de fin de semana podía pasarlas oyendo junto a sus padres a Jorge Cafrune, a Les Luthiers o algo de tango, y su madre, María, natural de Belho Horizonte, contribuía con el soul brasileño de Tim Maia y el bossa nova de Tom Jobim.

La cumbia llegaría pronto. Pero antes bebió del folclore de Chile y Bolivia al escuchar a Illapu y los Kjarkas. Y entonces ya. Estaba listo para empezar su romance más duradero. En las reuniones de su casa de la cuadra 3 del jirón Chota, en el Cercado, su abuela bailaba y cantaba en portuñol “Eres mentirosa”, de Los Mirlos. Y él se quedó deslumbrado con el sonido de Los Shapis, de Guinda y de Chacalón. La cumbia había llegado a su vida.

Hasta tuvo que protagonizar duelos verbales inesperados por defender a las estrellas en las que creía. En su colegio de Jesús María reinaban Nirvana y los debutantes de Pearl Jam, pero él prefería ir contra la marea y cuando le decían por qué no escuchaba rock respondía que José Luis Carballo, guitarra principal de Chacalón y la Nueva Crema también tenía alma de rockero, y que se había prestado de las bandas estadounidenses el sonido del fuzz y la distorsión. “Y nadie me decía nada, porque yo sabía de lo que hablaba”, sentencia.

No se considera un investigador de la cumbia, pero ha seguido el rastro de varias composiciones clásicas de ese género. Foto: Antonio Melgarejo

El primer error

Mauricio Mesones tiene una guerra declarada contra su melena. En concierto la sujeta con una coleta, pero cuando está frente al lente de un fotógrafo la suelta, juega con ella, y a veces se desespera cuando no está quieta. “Quisiera ser pelón”, dice.

Estamos en Baqueta Studios, en Surco, donde ha trabajado la totalidad de su música y acaba de grabar la canción de The Lima Major, uno de los eventos mas importantes de ESPORTS que se realiza por primera vez en Sudamérica. Anda feliz por eso. Y por su inclusión como coach de “La voz”. Para llegar hasta aquí tuvo que pasar por varias etapas. Cantó en La Picante, luego vinieron los años de Bareto y finalmente se convirtió en solista. En ese trayecto le tocó reflexionar sobre una de sus omisiones: no haber entrenado su voz para los rigores de una carrera que le exige cuerdas vocales capaces de alcanzar notas agudas y graves.

“Es algo en lo que voy a insistir en “La voz”, hay que tener conocimientos técnicos para ser buen cantante, lo otro es el dominio escénico”, adelanta. Con el tiempo, pasó por cursos de canto, desde música clásica hasta cumbia, y luego se dedicó, con la curiosidad de un chico cautivado por un juguete nuevo, a indagar sobre las raíces de la cumbia peruana, hasta que llegó el momento de grabar su primer disco e iniciar un viaje musical que aún no concluye.

En el escenario de La voz Perú. Foto: Instagram/Mauricio Mesones

El ‘secuestro’

Era 2019, el año en que todos los proyectos parecían alcanzables. Mauricio Mesones y todo el planeta ignoraban que pronto nos caería la pandemia. Él solo buscaba una guitarra potente que lo acompañara en su aventura como solista. Un día fue al estudio de Lucho Quequezana y le dijo que tenía un nombre en mente. Pero a Quequezana no le gustó la idea. Junto a su hermano Alfredo, encerró a Mesones en una sala de su estudio y le dio una sola indicación: “No sales de acá hasta que hables con Martín Choy (exMojarras y ex La Sarita)”. La amenaza funcionó y gracias a ese encierro de pocas horas integró a Choy a su proyecto. Era un guitarrista al que Mauricio había seguido siempre y ahora lo tenía como respaldo principal en el escenario.

Portada del primer volumen de Viaje Tropical. Foto: Mauricio Mesones

Juntos diseñaron un proyecto ambicioso al que llamaron “Viaje Tropical”, no uno sino cinco discos que deben llevar a Mesones y Choy por los sonidos de la cumbia nacional, desde los potentes vientos de la música del Valle del Mantaro, pasando por la psicodelia amazónica, las distintas escuelas limeñas y el norte de orquestas elegantes y clásicas. En plena pandemia lanzaron “Viaje Tropical 1″, grabado y filmado cuando la cuarentena era parte de nuestras vidas.

Pero el proyecto debe continuar. Las pistas de “Viaje Tropical 2″ están listas. Y el tercer disco de esta aventura llevará al cantante y su banda fuera de nuestras fronteras, a mostrar que los sonidos de la cumbia se enriquecen en otros países de Hispanoamérica.

Cuando sus amigos de colegio preferían a Nirvana, él escuchaba la guitarra rockera de Chacalón y la Nueva Crema Foto: Antonio Melgarejo

Paralelamente, Mesones ha procurado reunirse con los héroes de su adolescencia, con los compositores de viejos temas como “Eres mentirosa” (Tito Caycho), “Pagarás/el humo del cigarrillo” (Manuel Mantilla), “Soy provinciano” (Juan ‘Chiqui’ Rebaza), y tiene pendiente un café con Walter León, de “Colegiala”. Le interesa saber en qué circunstancias escribieron estos clásicos de nuestra cumbia, para saber cómo interpretarlos. No se siente un investigador de este ritmo, no se le pasa algo tan pomposo por la cabeza, pero sin duda es un curioso de este género. El joven fanático terminó convirtiéndose en un estudioso del ritmo que ama desde que era adolescente.