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Domingo

Francisco Lombardi: “Efectivamente se está haciendo mucho más cine en el Perú”

El famoso cineasta peruano reflexiona sobre el séptimo arte en el país luego de estrenar un nuevo largometraje en el Festival de Cine de Lima.

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Francisco Lombardi presenta nueva película en el Festival de Cine de Lima. Foto: La República / John Reyes

Escrito por Sandro Mairata

Francisco Lombardi ha pasado las últimas semanas consumiendo cine y presentando cine. Nuestro realizador más internacional y laureado es miembro del comité de selección del Festival de Cine de Lima, y como tal desde febrero de este año estuvo revisando muchas cintas nuevas, además de las que ha podido ver en otros festivales del mundo.

A sus 73 años recién cumplidos, el realizador tacneño también acaba de presentar en el mismo festival La decisión de Amelia, un filme protagonizado por Mayella Lloclla y Gustavo Bueno que ha dividido a la crítica. En él, una joven enfermera (Lloclla) se hace cargo de un anciano y solterón millonario minero (Bueno), quien poco o a poco se obsesiona con ella.

La noche de estreno, Lombardi dijo que era una cinta personal, mínima, “la historia de la corrupción de un personaje puro”. Nos sentamos a conversar de su trabajo y de esta, su nueva película.

La muerte de Diego Bertie es muy reciente. ¿Qué palabras tiene al respecto?

Ha sido una pérdida muy muy lamentable, muy penosa para el cine, para el teatro. Como ser humano, yo he estado cerca de él en algún momento, hemos hecho películas juntos, muy talentoso; inclusive uno de sus mayores premios lo obtuvo con una película que es Sin compasión (1994). Ganó el primer premio como actor en La Habana.

También lo dirigió en Bajo la piel (1996).

Claro, ahí tiene una escena que es considerada una de las escenas de antología del cine peruano –por la actuación–. Era un actor exigente, un actor con el cual siempre había un cierto grado de tensión porque con su onda tan meticulosa, siempre aspiraba a encontrar más aristas de las que uno podía tener. Muchas veces hemos tenido diferencias, pero fue muy creativo trabajar con Diego.

La decisión de Amelia es la última película de Francisco Lombardi y se presentó en el Festival del Cine de Lima. Foto: La República.

Su viejo compañero de armas, el director de fotografía Pili Flores Guerra, lo acompaña en La decisión de Amelia. Y tiene una extensa relación con gente como Gustavo Bueno. ¿Qué cualidades busca en sus colaboradores?

Los técnicos son un tema y los actores son otro; en (los primeros) lo fundamental de lo que se busca es su capacidad técnica. No siempre se puede escoger porque en coproducciones te piden incluir a un extranjero. En el caso de los actores sí tengo absoluta libertad para escoger. Ahí sí es importante hacer un casting; muchas veces escojo actores que valoro mucho, pero quiero verlos en el papel para ver si efectivamente me dan la sensación que yo tengo del personaje.

Este es un gran año para el cine nacional y pocos se han enterado. Lina de Lima, Mataindios, El canto de las mariposas, Entre estos árboles que he inventado, Vida férrea, ahora Samichay. ¿Cómo hacer para que más gente conozca títulos como estos?

Se han ido acumulando películas por la pandemia, pero efectivamente se está haciendo mucho más (cine) en el Perú que antes; yo me doy cuenta porque cuando voy a festivales me encuentro películas peruanas. La exhibición es un tema muy complejo. Lamentablemente, el nuevo público del cine multisalas es distinto al que consumía cine hace 20, 30 o 40 años; ahora el cine es un vehículo fundamentalmente de diversión, es un público bien particular y especial.

Hay una tarea muy importante del Ministerio de Cultura, que decidió habilitar salas para películas peruanas. Tampoco se puede forzar a los cines a que pasen películas en las cuales no va a haber gente. Muchas veces uno dice, y como cineasta yo lo he sentido también, “¿por qué no se obliga a los cines (a programar cine peruano)?”. Pero si el cine va a estar vacío, ¿qué sentido tiene obligarlos?

Es un tema complejo. Lo que sí deberían haber son más espacios donde se pudiera convocar a gente interesada en el cine peruano pero que no están necesariamente dentro de los que consumen ese cine de canchita, el nuevo público que hay en los multicines.

Usted dirigió taquillazos como No se lo digas a nadie. ¿Qué opinión le merece Hasta que nos volvamos a encontrar, dirigida por Bruno Ascenzo y protagonizada por Stephanie Cayo? Hubo todo un debate en torno a cómo se presenta al Perú.

Cada proyecto tiene su público, su objetivo. Esta es una película para Netflix que es una plataforma muy comercial. Creo que han sido un poco injustos con una película que no tiene mayor trascendencia pero que muestra determinados espacios turísticos del Perú. No entraría en una polémica ni por esa película ni por las películas de Tondero. En todas las industrias del mundo existe ese tipo de cine. Lo que nos interesa es que haya espacios para otro tipo de cine.

En La decisión de Amelia el protagonista, don Víctor, es un anciano y solitario minero enfermo encerrado en una mansión. ¿Se inspiró en el empresario Roberto “Bobby” Letts, el tío de Jaime Bayly?

No, no, no. No he pensado en absoluto en ninguna persona en particular.

En la función de estreno dos personas indicaron que La decisión de Amelia les recordaba a Viridiana, la película de Luis Buñuel.

Mira, me dio mucha curiosidad escuchar eso, al punto que me propuse volver a ver Viridiana porque la vi hace tantos años que no recuerdo. Al final se me complicó el día, pero la referencia me parece completamente fuera de lugar.

Su nuevo filme tiene un aire austero, teatral. ¿Es la influencia de las obras que ha venido dirigiendo?

Yo siempre he hecho películas que el fondo tienen una carga, una construcción más pegada a la dramaturgia. En este caso ocurre que el 90% de la acción ocurre en una casa, y eso fundamentalmente fue porque el proyecto se plantea como una película muy económica, sin muchos escenarios.

Pero también hay frases como “con tu cara de mosquita muerta” o “él tiene la plata para traer a quien quiera y menos se va a fijar en una chola como tú”. ¿Ese no es un lenguaje más de telenovela, melodramático?

Eso tiene que ver con el personaje de Haydée Cáceres; pasa mucho entre gente que perteneciendo a una clase menos favorecida terminan peleándose entre ellos, cuando la pelea no es entre ellos. Ahora, respecto al lenguaje yo consideraba que es muy cotidiano, natural, no lo veo como tú dices, pero bueno.

¿Por qué el sexo en las cintas de Francisco Lombardi tiene que ser sucio, violento, traumático? En La decisión..., el novio la golpea y la viola. Luego ella tiene otra escena donde es también abusada. Es una pregunta que le quiero hacer hace años.

Supongo que cada director tiene una manera de encontrar una visión para cada cosa. Yo no soy consciente de lo que tú dices. Si tú lees eso... En el caso de Amelia, lo que hay es un tema de maltrato a la mujer, creo que es importante dar cuenta de ello en un momento como el que vive en el Perú.

Stephany Orúe interpreta a una enfermera que en todo momento habla de aprovecharse de los ancianos enfermos que cuida. Es ella quien contacta a Amelia con don Víctor. Al final, son dos enfermeras aprovechadas. Y Amelia tiene sexo traumático con los personajes masculinos. ¿No le parece una forma problemática de presentar a la mujer?

La verdad que me sorprenden un poco la cosas que me estás diciendo. A ver, lo que la película plantea es que entre las dos amigas hay una absoluta diferencia en términos morales y eso es lo que quería dejar marcado en la película.

Mientras el personaje de Amelia es muy puro en el fondo, el de su amiga, al contrario, es una persona que tiene una moral bien flexible. Esa es la diferencia entre los personajes para marcar un poco la catadura moral de uno y otro personaje. Eso es fundamentalmente lo que está planteado ahí.

Otro problema es el racismo. Se puede tocar el racismo sin que el filme sea racista. Pero don Víctor dice “indios, odio a los indios; los indios son el cáncer de este país; flojos, mentirosos”. El prejuicio queda del lado del personaje, está bien. Pero el final mismo, con “la decisión” que toma Amelia –que no puedo contar– parece que confirma los prejuicios de don Víctor; es decir, que el racista tenía razón.

Es una lectura... sinceramente una lectura bien forzada. No creo que nadie entienda la película así, pero bueno. Esa no es la intención de la película en absoluto. No tiene nada que ver.