Muchos miedos asaltaban a Santiago Novoa (25) antes de decidirse a iniciar su transición como hombre trans, hace cinco meses. Miedo a enfrentarse a una sociedad homofóbica, transfóbica y machista. Miedo a ser rechazado por la familia o los amigos. Pero había una situación que le provocaba absoluto terror. Era el miedo a no conseguir trabajo. A no tener con qué comer ni dónde vivir.
–Yo estaba en un grupo de WhatsApp de chicos trans y veía que casi todos los días había siempre algún chico que decía que le avisaran si había un trabajo, por favor, o que contaba que lo habían rechazado una vez más. Entonces, yo veía la situación de esos chicos que habían transicionado y me daba terror.
Santiago, quien en ese momento todavía usaba el nombre de mujer que le pusieron al nacer, decidió dejar la ciudad donde vivía, Trujillo, y mudarse a Lima para iniciar su nueva vida. Como bachiller en arquitectura, intentó conseguir algún empleo vinculado a su carrera. Mandó su CV a todos lados. Pero fue inútil.
–Y tenía el conflicto del nombre en el CV, porque no sabía si poner mi nombre legal [el que figuraba en su DNI] o mi nombre social y si ponía mi nombre legal, qué pasa cuando me entrevisten en persona, tener que explicar y pensaba que si veían que era trans de repente ya no querían contratarme. Era todo un tema.
En esas estaba cuando se enteró de que una ONG llamada Presente estaba organizando una feria laboral para personas trans y de género no binario. Y de inmediato se apuntó.
Santiago Novoa y Stefano Astete, dos hombres trans contratados por la empresa Manpower Group. Foto: John Reyes.
La feria se llevó a cabo el 26 de marzo en el Hotel Sheraton y reunió a una decena de empresas importantes, como Supermercados Peruanos, Química Suiza, Scotiabank o Sodimac. Santiago aplicó a varias de ellas, pero hubo una en particular que se interesó por él, especialmente por su dominio del inglés: Manpower Group Perú, la transnacional especializada en reclutamiento y selección de personal.
Después de un mes de pasar diversas evaluaciones y entrevistas, la compañía le anunció que había sido seleccionado. Santiago dice que durante ese tiempo se sintió muy bien, porque en todo momento se le respetó su nombre social y no se mencionó que era un hombre trans.
Hoy, contratado con todos los beneficios de ley, se desempeña como specialist sourcer, reclutando potenciales trabajadores para diversas empresas norteamericanas.
–Esa seguridad de que tu identidad de género no va a ser un impedimento para tu desarrollo laboral es invaluable– dice.
El caso de Santiago, quien consiguió un trabajo formal pocos meses después de quedar desempleado, es, por ahora, casi una excepción.
Según un estudio realizado por la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) en 2010, solo el 3.8% de las personas trans encuestadas en ese momento tenía un empleo formal. El 72.9% se dedicaba al trabajo sexual y el 17.3% a la peluquería [el estudio entrevistó mayoritariamente a mujeres transgénero]. Más de una década después, pospandemia, es muy probable que la situación para ellas esté igual, o peor.
En un país donde los derechos de la comunidad trans son vulnerados todos los días, donde ellas son violentadas por las propias autoridades, donde no tienen una ley que les permita el reconocimiento de su identidad de género, pensar en políticas estatales que promuevan su acceso a un empleo digno parece una utopía.
Por esa razón es tan valiosa la tarea que se ha puesto entre manos la ONG Presente, que busca propiciar las condiciones para que las personas trans y no binaries puedan ser contratadas por importantes empresas peruanas.
–Nosotros encontramos que una de las principales barreras laborales que tenían las personas trans es que se les impedía participar en procesos de selección de personal y si pasaban ese primer filtro, luego se les descartaba por no tener experiencia –explica Marco Pérez, director de Talento de Presente–. Pero ¿cómo iban a tener experiencia si nunca se les contrata? Ese es un círculo vicioso que mantenía en la precariedad a la mayoría de personas trans en el país.
Para muchas mujeres trans, la única alternativa para generar ingresos es el trabajo sexual. Foto: Jhonel Rodríguez/Archivo GLR.
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Lo primero que hizo el equipo de Presente fue asegurarse de que hubiera empresas que fueran espacios seguros para ellas, ellos y elles. Ofreciendo a las compañías programas de certificación que las conviertan en espacios laborales inclusivos con la comunidad LGTBIQ+. Hasta el momento, un total de 43 empresas ya han logrado ser certificadas como tales.
El siguiente paso fue lanzar un programa de empleabilidad, dirigido en su primera edición a las personas trans, y que abarcó un plan de formación, una bolsa de trabajo y la feria laboral en la que Santiago encontró empleo.
La feria fue un éxito de participación –hubo más de un centenar de postulantes–, aunque no necesariamente de contratación: apenas el diez por ciento logró ser contratado. Además de Santiago, Man Power Group contrató a Stefano Astete (31), un hombre trans que es administrador de empresas, y a Alondra Rubio (22), una persona de género no binario especializada en diseño gráfico.
Marco Pérez cree que la principal razón por la que la mayoría de postulantes no logró ser contratada fue porque las convocatorias de las empresas también incluyeron a personas cisgénero (aquellas cuya identidad de género coincide con el sexo que le asignaron al nacer), quienes, probablemente, hayan contado con mayor experiencia laboral, es decir, contaban con mayores ventajas para ser contratadas.
–Lo que vamos a hacer ahora es proponerle a las empresas que los procesos de reclutamiento abarquen solamente a personas trans y que no las pongan a competir con personas cis, porque si no nuevamente las inequidades van a saltar a la vista –dice–. Está en planes hacer nuevas ferias no solo en Lima sino también en otras ciudades del país. Y estamos buscando habilitar una plataforma que nos permita estar activos todo el año. La idea es que la información sobre estas empresas que son espacios seguros llegue a todo el país.