Ascender a más de cuarenta metros del suelo en una canasta sostenida de unas cuerdas que abrazan un globo gigante. Elevarse a una altura equivalente a veinte pisos sin cinturón de seguridad y con el fuego como motor. Volar en un globo aerostático puede ser una experiencia fascinante, pero también puede remover miedos ocultos.
El hombre siempre ha soñado con volar, el globo te da la sensación de flotar como en los sueños”. Fotografía: Juan Carlos Cisneros
El ingeniero Davis Oruna (33) sabía que su enamorada Katherine Obregón (32) tenía cierto recelo de las alturas, sin embargo, buscando el lugar más memorable para pedirle la mano, supo que lo podía hacer en Cusco, volando en un globo aerostático, así que no lo dudó y compró los boletos del tour.
Adicionó, además, gastos extras como un violinista que tocaría Perfect de Ed Sheeran (la canción favorita de la pareja), así como una botella de champán y, por su puesto, el cartel con la pregunta especial: ¿Te quieres casar conmigo? “Pedí información un año antes buscando algo distinto, quería que fuera bonito para ella, mandé a confeccionar unas capuchas con la fecha de la pedida de mano”, dice Davis.
Todo lo había planeado con minuciosidad y discreción, pero cuando la enamorada se encontró frente al gigantesco globo rojo, su miedo a las alturas se activó y le dijo a Davis que no subiría. Los planes del enamorado estaban a punto de desinflarse, sin embargo, al ver la experiencia de otras viajeras, que ascendieron sin más contratiempos, Katherine accedió, y lo sucedido en los quince minutos siguientes, que es el tiempo que duró su vuelo en el globo, es historia.
El equipo de Sky Dreams Perú empieza el ensamblaje del globo a las 4 a.m. Fotografía: Juan Carlos Cisneros
Desde hace dos años, la empresa turística Sky Dreams Perú, de los socios William Quispe y Luis Dueñas –ambos aficionados al parapente– ofrece el servicio de vuelos cautivos en globo aerostático en Cusco, un tour único en el país que promete a los visitantes cumplir el antiguo sueño humano de estar sobre las nubes, así como planificar momentos inolvidables como cumpleaños, aniversarios o pedidas de mano, el motivo por lo que son muy buscados.
“Todas las chicas quieren algo único, carrozas hay un montón, restaurantes caros hay muchos, pero solo hay un globo”, dice William (33), en tono marketero. Él es el piloto del globo Victoria, una gigantesca burbuja de aire que mide unos 105 mil pies cúbicos (es tan grande como un edificio de cuatro pisos), y que los fines de semana se convierte en la atracción del cielo cusqueño.
Los socios se animaron a traer al país esta máquina voladora en 2018. Querían ofrecer al público algo diferente al circuito turístico tradicional, entonces ganaron una subvención del programa Turismo Emprende del Mincetur y pudieron concretar su proyecto. William buscó una escuela de formación para pilotos de globo aerostático. Pensó en viajar a España, donde está la fábrica más grande del mundo y brinda cursos de preparación, pero finalmente tomó instrucciones durante un año en una escuela de Córdova, Argentina, donde sacó su licencia.
Hoy, el globo de Sky Dreams Perú se ha vuelto un viral entre los usuarios de TikTok y cada vez más curiosos, aventureros y enamorados viajan a la ciudad imperial a vivir la experiencia del vuelo cautivo, que consiste en ascender en el globo –que se mantendrá atado a tierra con una cuerda– a una altura de 45 metros desde donde se podrá ver el amanecer y la impresionante geografía del Valle Sagrado de los Incas.
Por este servicio se paga 250 soles por adulto y los pasajeros podrán permanecer 15 minutos en la nave. Parece poco tiempo, pero ya arriba los instantes se vuelven eternos, aseguran los esposos Javier Guadarrama (59) y María Teresa González (51), que viajaron desde México para celebrar sus 25 años de casados cerca de las nubes. Dejaron su cálida Playa del Carmen, donde la temperatura llega a los 30 grados, y se sometieron al frío clima cusqueño y al exigente programa del tour con sus dos hijos: “Queríamos algo distinto y especial para celebrar”, dicen.
Ver el amanecer volando La aventura empieza a oscuras, a las 4 de la mañana. Una van recoge a los turistas de sus hoteles, mientras el equipo de la agencia comienza el ensamblaje del globo en Huayllarcocha, la zona de vuelo ubicada a 20 minutos de la ciudad. Los técnicos acoplan la canasta y los quemadores, que son como dragones que arrojan las llamaradas responsables de calentar el globo y asegurar su ascenso. Comprueban que no haya fuga de gas y hacen una prueba de fuego para ver que todo esté en orden.
El vuelo finaliza con un brindis con champán, una tradición. Fotografía: Juan Carlos Cisneros
Mientras tanto, el globo yace en la explanada como una culebra gigante. Para encajarlo se necesitan seis personas pues la tela mide 20 metros y pesa 400 kilos. Empieza a tomar forma al ser inflado por dos ventiladores grandes. Cuando está listo, se prenden los mecheros para arrojar el aire caliente, y en pocos minutos el globo Victoria se levanta en todo su esplendor.
En ese momento, los turistas ya habrán llegado y estarán listos para ver el amanecer y saludar al sol desde la canasta del globo. El crepúsculo vespertino es el horario ideal para realizar los vuelos cautivos pues no hay vientos fuertes. Y entre abril y octubre, cuando hay menos lluvias, será la temporada más adecuada para realizar esta aventura.
“El hombre siempre ha soñado con volar, el globo te da la sensación de flotar como en los sueños, a diferencia de los aviones donde de alguna forma estás protegido”, dice el piloto, gran observador de la naturaleza humana que asegura que la gente, por lo regular, empieza a ponerse nerviosa después de diez minutos de estar en la canastilla. “Después de la novedad, tienen pensamientos de sobrevivencia, me preguntan de qué material está hecha la canasta, o qué pasaría si se apaga el fuego”.
Hasta hoy, más de 300 visitantes se han subido al globo Victoria, que les ha dado momentos de felicidad a familias, amigos y enamorados, pero también hubo alguien que quiso cumplir el sueño de quien ya no está. Cuenta el piloto que un hijo hizo un vuelo para desparramar las cenizas de su madre y así despedirse de ella. La aventura en el globo aerostático mueve toda clase de emociones. Hay risa, llanto, gritos. La baja temperatura del amanecer cusqueño y hasta el soroche son aplacados por el torrente de adrenalina que produce el sentir que se está flotando