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Domingo

Rodolfo Hernández: El “Trump colombiano”

Se vendió como el millonario que se hizo a sí mismo, formuló promesas incumplibles, se mostró machista, xenofóbico y ultraconservador y hoy está cerca de ser el próximo presidente de Colombia.

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SORPRESA. La última encuesta le da 8 puntos de ventaja sobre su rival, Gustavo Petro. Foto: AFP.

Le dicen el “Trump colombiano”. Tiene sentido. Se ha vendido como el millonario que construyó su fortuna desde abajo, es machista y xenófobo y tiene un discurso agresivo y procaz que justifica con una supuesta autenticidad.

A él –que evitó cuantos debates pudo y prefirió diseminar sus discursos por las redes sociales– le gusta llamarse a sí mismo el “Rey del Tiktok”.

Rodolfo Hernández, un ingeniero civil de 77 años, ha sido la gran sorpresa de la primera vuelta presidencial de Colombia. Sobre todo para quienes, desde fuera del país, asumían que la pelea por el sillón del Palacio de Nariño era básicamente un asunto entre dos sectores: el izquierdismo progresista de Gustavo Petro y la derecha tradicional encarnada por Federico Gutiérrez.

Hernández irrumpió en el tramo final de la campaña y le arrebató el segundo lugar a “Fico” Gutiérrez, a quien todos identificaban como el candidato del expresidente, y figura omnipresente en la política colombiana, Álvaro Uribe. Hoy ya está en la segunda vuelta y, según algunos analistas, tiene las cartas servidas para ganarse el apoyo de la derecha y hacerse con la presidencia de su país.

Outsider populista

Surgió en la política en 2016 cuando ganó la alcaldía de Bucaramanga, una importante ciudad del noroeste de Colombia. Lo hizo con una campaña llena de promesas populistas, la más recordada de las cuales fue prometer 20 mil casas a las familias más humildes de la ciudad. El empresario, incluso, entregó “cartas-cheques” a sus votantes, con el compromiso de que las canjearían por viviendas cuando saliera elegido.

Argumentando problemas de presupuesto, nunca entregó una sola casa. A pesar de eso, fue un alcalde popular, lo que lo animó, en junio del año pasado, a formar su movimiento Liga Anticorrupción y lanzarse a la presidencia.

Irrumpió con un discurso de ataque a los corruptos, de derecha e izquierda, y a todo el establishment político, presentándose como un independiente que no se casaba con nadie. Como Trump.

Pero ese discurso de supuesta lucha anticorrupción comenzó a hacer agua cuando se descubrió que durante su gestión como alcalde había favorecido con un contrato de consultorías a una empresa que, a su vez, le había pagado dos millones de dólares de comisión al hijo de Hernández.

Al parecer, a su electorado aquello no le importó. Lo que lo conquistó fue esa personalidad de abuelito sin pelos en la lengua, procaz, auténtico, que sale en una entrevista con CNN en pijamas, que usa malas palabras y llega hasta los golpes por defender su honor, como ocurrió en 2018 cuando atacó a manazos a un concejal de la oposición. Ha insultado a los bomberos de Bucaramanga (los llamó “gordos y perezosos”).

Ha dicho sobre los inmigrantes venezolanos que “se vinieron todos los limosneros para acá y la prostitución y los desocupados…” y sobre las mujeres venezolanas en particular, que “son una fábrica de hacer chinitos pobres”.

No ha podido controlar su machismo y en plena campaña dijo que a la gente no le gusta “la mujer metida en el gobierno” y cuando, ante las críticas, quiso enmendar la frase, la empeoró al decir que “el ideal sería que las mujeres se dedicaran a la crianza de los hijos”.

En 2016, en una entrevista con una radio, dijo “Yo soy seguidor de un gran pensador alemán. Se llama Adolf Hitler”. Años después, en plena campaña presidencial, tuvo que salir a explicar que “se había confundido” y que a quien se quería referir era a Albert Einstein.

Quizás para evitar más metidas de pata, evitó debatir con sus contrincantes y se concentró en lanzar sus promesas por redes sociales, principalmente por TikTok, donde sus videos dándoles con palo a los políticos tradicionales tienen millones de visualizaciones.

La última encuesta presidencial ya lo ubica casi ocho puntos por encima de Gustavo Petro. El 19 de junio podría convertirse en el nuevo presidente de Colombia.