Todos tenemos en nuestro archivo mental historias sobre aparecidos, desapariciones, sacagrasas. Todos tenemos un miedo adentro. Y cargamos con fantasmas y brujas que asomaban en nuestro mundo de púberes, junto a fábulas, hadas y otras lecciones. “Cuentos del abuelo para no dormir”, de Cristina Luna del Pozo, nos recuerda esa tradición familiar de transmitir historias, esa costumbre de nuestros mayores, de nuestros padres y abuelos, de recurrir al cuento para que los menores cojan el sueño. Pero en este caso las historias provocan temor.
Con una prosa sencilla y vital, Cristina Luna captura al lector con esas historias cotidianas, escuchadas en familia, con la que los abuelos nos llamaban a tener respeto o cuidado ante los peligros de la vida.
Luna acude a su imaginación para recuperar relatos de Catacaos, adonde viajaba seguido y su abuelo Manuel la recibía con sus abrazos así como con sus cuentos, por la noches, al momento de dormir. De allí surgen La llorona, Los duendes de la higuera, La María Dominga, El perro de Lucifer, La peste, El ahorcado, La dama de blanco de los Santos Inocentes.
“A mí me encantan los libros de terror, me fascinan. La primera historia que cayó en mis manos, gracias a una profesora mía, fue ‘El gato negro’ de Poe. Ella me dijo: ‘Esto, por tu carácter, te va a gustar’. Luego leí Drácula de Bram Stoker y me pareció increíble que se conozca a Drácula por lo que todos comentan sobre él, en diarios, cartas, telegramas, ¡qué imaginación de presentar al personaje sin hacer un libro típico! También seguí a Anne Rice, me agradan sus crónicas vampíricas, su forma de meterte en este mundo”.
Cristina Luna, que estudió economía y ejerce el periodismo y la comunicación corporativa, tiene ya un par de proyectos de ficción en camino, relacionados a esta forma de narrar historias, con mucho énfasis en la oralidad, en las tradiciones, en las historias que van de familia en familia. “El siguiente proyecto es contar historias más dark, más oscuras, más tétricas, para un público diferente, ya no púberes. Y el otro es de historias ocurridas en Lima”.
Cristina Luna seguirá en las historias que meten miedo, pues opina que dejan enseñanzas. “Estas historias tratan de explicar aquello terrible que las personas podrían llegar a hacer, pero también te trasmiten lecciones, te dicen, oye, tienes que estar atento, no abras la puerta, no te vayas con desconocidos, no cojas lo que no conoces, las cosas no son tuyas, no vienen fácil, tienes que conseguirlo con chamba, con esfuerzo. Creo que eso te transmiten los cuentos de terror. Y allí están, lo a largo de nuestro crecimiento”. (Carlos Páucar)