La noticia del fracaso de las conversaciones en Miraflores entre los representantes del general José de San Martín y del virrey Joaquín de la Pezuela llegó al cuartel general en Pisco el 4 de octubre. Ese mismo día se prepararon las tropas al mando del general Juan Antonio Álvarez de Arenales para salir en campaña a la sierra.
Partieron bajo el mando de uno de los líderes más experimentados de la expedición, 562 hombres del batallón número 11, 50 granaderos a caballo, 30 cazadores y 20 artilleros venidos de las provincias del Río de la Plata, además de 471 hombres del segundo batallón del Ejército de Chile.
Oriundo de Cantabria, España, Álvarez de Arenales se había casado en Salta (actual Argentina), optando por la independencia desde que se iniciaron las primeras campañas en los territorios que hoy son parte de Bolivia. A sus cuarenta y tantos años (su fecha exacta de nacimiento está en disputa) había combatido en diversas partes de los Andes por más de una década. Lo acompañaban 300 y pico cazadores a caballo al mando del coronel Mariano Necochea y de su segundo, el capitán de ingenieros Clemente Althaus, un noble alemán veterano de la batalla de Waterloo.
Movimiento de pinza
La maniobra planeada por San Martín era lo que se conoce como un “movimiento de pinza”, que busca atacar al enemigo por dos flancos. El virrey contaba con unos 10 mil hombres en Lima, mientras que la Expedición Libertadora llegaba con las justas a la mitad de soldados. El plan era entonces dividir a las fuerzas realistas al atacar al mismo tiempo por la sierra y por el mar.
El 3 de octubre, el brigadier Diego de O’Reilly partió de Lima con la vanguardia del ejército nacional, como se llamaban a sí mismos los realistas, y maniobró de Lurín a Cañete, donde reunió a unos cuatrocientos hombres. Las fragatas realistas Venganza y Esmeralda avanzaron sobre Pisco para dar cuenta de las posiciones del ejército de San Martín, pero no atacaron.
Por su lado, Álvarez de Arenales partió de Pisco el 5 de octubre y un día más tarde ya había tomado control de la ciudad de Ica sin ninguna resistencia del marqués Manuel de Quimper, quien había huido tan pronto como recibió la noticia de que las tropas enemigas estaban a solo una hora de la ciudad.
La persecución
El coronel José Segundo Roca, quien había llegado con San Martín desde Tucumán, describió el ingreso a Ica de la siguiente manera: “Nuestra entrada fue brillante. El cabildo, las comunidades religiosas con sus prelados, los vecinos notables de la ciudad y un inmenso gentío, salieron a nuestro encuentro”. Nos dice Roca que el entusiasmo parecía sincero y que las autoridades municipales recibieron a Álvarez de Arenales de manera oficial. Se le preparó alojamiento en una de las casas principales que había sido abandonada. El resto de la tropa y la oficialidad fueron también acomodadas en viviendas que habían quedado desocupadas, celebradas y alimentadas.
El enemigo había partido a toda prisa con un número importante de civiles, equipaje, dinero, armamento y pertrechos de guerra. Álvarez de Arenales mandó a que lo persiguiera un escuadrón del regimiento de cazadores a caballo. Primero fueron al norte, porque la información que tenían decía que habían partido a Lima, pero al comprobarse que esto era falso, se dirigieron al sur.
Primeros enfrentamientos
Un primer destacamento se enfrentó con la retaguardia a la altura de Palpa, mientras que otro destacamento compuesto de infantería y de caballería siguió hasta Nazca, donde se encontraron con el coronel Quimper y sus 700 hombres, quienes fueron derrotados el 7 de octubre. Los realistas no habían logrado adelantar más su huida a Arequipa porque iban muy cargados. En la derrota perdieron 41 hombres, 15 heridos y 88 prisioneros, entre ellos, seis oficiales.
Contentos con el triunfo y la captura de 300 fusiles, otro destacamento siguió hasta la hacienda de Acarí, en Arequipa, a donde se había adelantado 100 cargas de armamento y municiones que se habían sacado de Ica. El 16 de octubre el teniente Vicente Suárez sorprendió al convoy enemigo con la ayuda de los vecinos de Acarí y capturó los pertrechos militares. Tomó prisioneros a casi todos los soldados, matando solo a algunos.
El día 19, Suárez y sus hombres regresaron a Ica, los cazadores a caballo al mando de Necochea volvieron a Pisco, mientras que Álvarez de Arenales preparaba la campaña a la sierra, subiendo por Ica a Huamanga, ya que las tropas realistas más cercanas estaban del otro lado del Desaguadero. Mientras tanto, San Martín se preparaba para reembarcarse rumbo al norte de Lima y poner su maniobra de pinza en marcha.
(*) Natalia Sobrevilla Perea ejerce la cátedra de Historia Latinoamericana en la Universidad de Kent, Inglaterra. Autora de numerosos libros, su más reciente publicación es Los inicios de la República peruana: Viendo “más allá de la cueva de los bandoleros” (PUCP 2019).
Cronología de la Independencia del Perú
7-8 Set. San Martín desembarca en la bahía de Paracas.
15-17 Set. El virrey Pezuela jura la Constitución de 1812.
26 Set. Conferencia de Miraflores entre José de San Martín y el virrey Joaquín de la Pezuela. Firman un armisticio.
Set.-Oct. Cerca de 3.000 pobladores negros, provenientes de las haciendas cercanas al valle de Pisco, se unieron voluntariamente al ejército libertador.
4 Oct. El general Juan Antonio Álvarez de Arenales emprende su campaña hacia la sierra central, al mando de un ejército de 1.242 hombres.
9 Oct. La independencia de Guayaquil es proclamada por el teniente coronel peruano Gregorio Escobedo.
20 Oct. Proclamación y jura de la independencia en Ica.
21 Oct. San Martín, en Pisco, establece la primera bandera nacional del Perú: un lienzo de ocho pies de largo por seis de ancho dividido por líneas diagonales. Los campos superior e inferior blancos y rojos los laterales. Al medio una corona de laurel ovalada, con un sol que sale detrás de los cerros sobre el mar. Todos los habitantes del Perú libre usarían una escarapela nacional bicolor; blanco abajo y rojo arriba.
Fuente: M. Guerra, coord., Cronología de la independencia del Perú, 2016.