Marianella Ledesma empezó su carrera en el derecho como practicante en el Poder Judicial. Casi cuatro décadas más tarde, se convirtió en la primera presidenta del Tribunal Constitucional. Responde sobre varios temas, entre ellos el debate que ratificó la constitucionalidad de las corridas de toros.
Hablemos de cómo llegó al derecho. Supe que usted primero quiso ser médico.
Exactamente.
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¿Y qué ocurrió? ¿Se desilusionó en el camino de la medicina?
Terminé en el derecho por casualidad. Yo vivía en Trujillo, y mi papá le encargó a su secretario que me inscriba en la Universidad de San Marcos, pero lo que nunca le dijo fue a qué programa. Entonces, él supuso que como mi padre y mi madre son abogados, yo también querría serlo.
¿Nunca pensó en cambiar?
Es que cuando ingresé me empecé a preguntar si el derecho podría ser mi vocación. El primer año me dediqué a explorar, a hacer vida social, política. Pero llegó un momento en el que dije que quería encontrarle sentido al derecho y a los 18 años me fui al Palacio de Justicia y ahí había un letrero que decía “se requieren practicantes”. Y así entré en el año 1982 (al Poder Judicial) y me quedé hasta el 2014, cuando llegué al TC.
Casi 40 años de carrera. ¿Le encontró el sentido al derecho?
Todavía estoy en camino. Lo que sucede es que una cosa es lo que una idealiza, lo que una cree que debe ser el derecho, y otra lo que es. Entonces hay un choque entre los ideales y la realidad.
Imagino que hubo un choque entre sus ideales y la realidad en el debate sobre las corridas de toros y las peleas de gallos.
No solo en ese debate, han chocado constantemente, en el Poder Judicial y desde que estoy acá (en el TC).
Pero el último choque fue lo de los toros.
Sí, y era un choque previsible.
Se justifican las corridas de toros y las peleas de gallos, alegando que son actividades tradicionales. ¿Cree que es un argumento válido?
Son actividades en donde se utiliza violencia y actos de crueldad sobre los animales. ¿La crueldad se puede justificar? La barbarie se mantiene, por ejemplo, en las corridas de toros, o en las peleas de gallos, de perros y en cualquier acto en el que exista maltrato del hombre hacia el animal.
Leí otro argumento según el cual las corridas de todos pueden entenderse como derechos de minorías. ¿Está de acuerdo?
No, las corridas de toros no son derechos de minorías, no puede haber un derecho de maltratar animales. La violencia no puede ser un derecho. En ninguna parte de la Constitución puede estar registrado eso. La violencia no tiene protección. Al contrario, la violencia está proscrita. Sin embargo, la lógica que impera acá es que lo proscrito es lo que rige. Sin embargo, yo me tendría que negar a mí misma como profesional del derecho si digo que voy a hacer apología de la violencia, si digo que voy a proteger a la violencia. Me negaría a mí misma si enalteciera la crueldad sobre seres vulnerables.
¿Qué dice del TC que estas actividades de violencia animal no hayan sido declaradas inconstitucionales?
Recordemos que la votación no fue unánime, fue de cuatro votos contra tres. En todo caso lo que dice es que en el TC hay una pluralidad de ideas.
¿Conservadoras?
Podría decir conservadoras. Se han argumentado ideas tradicionales, respetables pero que no comparto. Respeto la idea del adversario, aunque no coincida.
Cuando usted asumió el cargo de presidenta del TC, dijo en su discurso: “No hay que llorar de rodillas a una mujer asesinada para entender lo que está pasando en nuestro país”. ¿Suscribe la frase ‘el Perú es un país feminicida’?
No creo que el Perú tenga que ser rotulado de esa manera. Lamentablemente, estamos de nuevo frente a la variable ‘agresión’, en este caso contra las mujeres. Yo creo que más bien deberíamos decir que el Perú es un país de una cultura machista y que, como consecuencia de esa cultura arraigada, encontramos maltrato contra las mujeres, cuya fase última son los feminicidios.
Supongo que se ha enfrentado al machismo en su carrera.
No solo en mi carrera. Nuestro mundo social es machista. Yo cuando conducía hace treinta años un vehículo, me gritaban “ándate a la cocina, ¿qué haces manejando?”. Acá nada más, cuando un magistrado ganó la presidencia del TC, me dijo: “Doctora, yo quiero que usted me ayude a conducir la cocina del tribunal”. O sea, siempre se asocia…
¿A la mujer con la cocina?
Exactamente. Y eso es un estereotipo, pues. El machismo parte de que las mujeres tienen determinados roles que cumplir.
¿Qué le respondió al magistrado?
Le sonreí, es un colega al que aprecio muchísimo. Finalmente, forma parte de su formación, de su idiosincrasia, así están formados.
¿Hay machismo en el TC?
Por la formación cultural de los magistrados y del entorno, sí. Claro que sí.
¿Es difícil convivir con eso?
No, yo por lo menos he superado ese tema. Yo camino igual, piensen o no como yo, les agrade o no les agrade. Yo tengo ideas y objetivos firmes que cumplir.
¿Se considera usted feminista?
Si el feminismo es igualdad de oportunidades, soy cien por ciento feminista.
En una entrevista a Hildebrandt en sus Trece dijo que se habían acercado a usted para ofrecerle mantenerse en el TC a cambio de votar por la libertad de Keiko Fujimori. Se reafirmó en esas declaraciones. ¿Es usual la presión en el TC para fallar en uno u otro sentido?
Desde mi experiencia, nadie me ha venido a presionar, salvo esa circunstancia que tomé como una anécdota no muy buena. Opino y voto libremente, les agrade o no les agrade. Uno tiene que ser coherente con lo que piensa en el caso concreto, yo no he venido acá para agradar o desagradar a nadie.
Si no le pasó directamente, ¿alguna vez ha percibido algo?
Mire ve, una cosa es mi experiencia y otra lo que he percibido. Y sí, he percibido que acá hay una especie de lobbies de estudios jurídicos que siempre están tratando de conversar, de llegar a los magistrados. Que tengan éxito o no, eso no lo sé. No me parece correcto que la administración de justicia y la definición de los casos tengan que estar sometidos a esta especie de lobbies que se trata de hacer alrededor de los magistrados.
¿Cómo se puede combatir?
Una medida que se implementó fue que se registren los visitantes al ingresar.
Y ahora, las transmisiones en vivo de las sesiones.
Claro que sí, un segundo elemento son las transmisiones en vivo, pero son para deliberar en determinados casos. Sin embargo, el grueso de casos, en los que también hay intereses, también están sometidos a esa especie de visitas. Ahora, aprovecho en decir que este asunto de los toros y los gallos ha servido para que los ciudadanos puedan saber qué opinan los magistrados y haya una deliberación social. De eso se trata. Haremos lo mismo con el tema de las pensiones militares y policiales, cuyo debate será en abril.
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En el tema de las pensiones tienen muchos pendientes, ¿no?
En promedio tenemos 1.500 casos sobre pensiones. Y el otro campo sensible acá es el de los hábeas corpus, que no solo se vinculan con las libertades restringidas, sino con las condiciones en las que se restringen esas libertades, con el hacinamiento y las enfermedades que necesitan ser tratadas, cuando ni siquiera hay asistencia médica básica.
Sobre los hábeas corpus, se criticó que se viera con celeridad el de Keiko Fujimori, cuando hay otros presentados con anterioridad. ¿Comparte esa crítica?
Ah, pero por supuesto. Yo le dije a mis colegas que no debería haber un trato diferenciado, por la persona. Y no solo en el caso de Keiko, ¿eh? También por el caso de Humala, que tuvo un trato privilegiado acá en el tribunal.
En ambos casos votó en contra de la excarcelación.
Correcto.
A pesar de eso, ¿cree que puede haber un exceso en las prisiones preventivas?
Por supuesto que sí, por supuesto. Que haya votado contra la libertad de Humala y de la señora Keiko no me lleva a negar que haya abuso de las prisiones preventivas y que debería haber un trato más mesurado, según las condiciones de cada cosa. Los plazos muy largos no son correctos.
En una carrera tan larga como la suya, se toman decisiones muy importantes. ¿Cuál es el fallo del que se enorgullece más, aunque haya perdido la causa?
Ah, pero es que yo varias veces he perdido acá. Pero me enorgullezco de mi voto singular en la ley de medios.
¿El que prohibía la publicidad estatal en medios privados?
Así es. Yo creo que el Estado no debe colocar publicidad en los medios privados porque es una manera de afectar su independencia, de condicionarlos, y no sé si la información es tan libre. Eso me preocupa como ciudadana.
Cuando dice que pierde varias veces, da a entender que le gusta ir contra la corriente.
Lo que pasa es que trato de mantener mis líneas y no trato, de repente, de llegar a consensuar. Es otra mirada.
Declaró que esas convicciones, sociales, políticas, las heredó de su padre, Genaro Ledesma.
Sí.
¿Y de su madre qué sacó?
Aprendí la coherencia y la fuerza. Abogada y profesora, tenía más garra que mi padre. Creo que mi papá le tenía cierto miedo o respeto.
¿Qué hará cuando deje el TC?
Seguiré en la docencia.
Se lo consulto porque seis magistrados, incluida usted, tienen el plazo vencido. ¿Este nuevo Congreso debe reemplazarlos de una vez?
Es su deber. El problema es la forma de elección. No se debe continuar con el modelo de invitación. No solo eso: hay que pensar en los plazos de vigencia de los mandatos, que deberían durar de 9 a 11 años, para que los magistrados tengan mayor libertad y no actúen condicionados por el poder político que los nombró. Finalmente, deberían ser 10 magistrados, para agilizar la carga del trabajo.
¿Y con más mujeres? Usted es la única de los siete actuales.
Completamente de acuerdo.