Yelena Isinbáyeva llora su fracaso en Berlín. Supercampeona de salto con garrocha no pudo pasar la varilla de 4,80 en el Mundial.Rebeca Ampa. Desde Berlín.El turno era de Yelena Isinbáyeva. La reina rusa del salto con garrocha iba a saltar, y el público la esperaba en el Olímpico de Berlín para delirar de emoción con ella, así como lo hizo en la noche del domingo con Usain Bolt cuando rompió el récord mundial de los 100 metros con 9.58. Había un ambiente de tensión, pero también de emoción cuando Yelena tomó impulso para su primer salto. No quiso hacerlo con 4,75, marca que saltó Rogowska a la primera, por lo que ella prefirió saltar en 4,80, altura que no pudo superar en ninguno de sus tres intentos. El estadio enmudeció por un momento, enmudeció también la ciudad y muchos lloraron con ella. Yelena Isinbáyeva gritó como si hubiera sufrido el gran golpe de su vida. Se tapó el rostro y echó a llorar. No encontraba consuelo en nada mientras sus rivales, a unos metros de ella, festejaban sin parar. La atleta rusa había perdido la corona que ostentó por cinco años y la sorprendente ganadora de la prueba fue la polaca Anna Rogowska con un salto de 4,75 metros.La reina dejó su corona en Berlín. Dejó su cetro, dejó quizás su última esperanza de hacer historia. La rusa, autora de 26 récords mundiales de pértiga y campeona en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y Beijing 2008, así como en los Mundiales de Helsinki 2005 y Osaka 2007, ya había dado la clarinada de alarma el mes pasado en una competencia en Londres al ser superada justamente por Rogowska. Su primera gran derrota desde que fue tercera en París’03.Rogowska, bronce en los Juegos Olímpicos, logró el inesperado título con los 4,75 a los 28 años, todo un momento de gloria para ella, y le acompañaron en el podio igualadas su compatriota Monika Pyrek y la estadounidense Chelsea Johnson, ambas con 4,65.