Por: Mariano López V.
Solo había transcurrido 25 minutos en el Ramón Sánchez-Pizjuán, el emblemático estadio del Sevilla y una de las localías más complicadas de visitar en toda España, y el Real Madrid, puntero de La Liga, ya iba dos goles abajo en el marcador. Ivan Rakitic, coincidentemente un ex-Barcelona, de tiro libre (21′), y el argentino Erik Lamela (25′) tenían a los merengues contra las cuerdas, irreconocibles desde todo punto de vista. Dado el trámite, la fanaticada del Real temía lo peor: una goleada.
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Sin embargo, esta película —dirigida brillantemente por el italiano Carlo Ancelotti— ya había sido vista en más de una ocasión esta temporada. El gigante Real Madrid no estaba dormido, solo esperaba el momento indicado para atacar de manera feroz. Al final, tenía armas de sobra para hacerlo. En el segundo tiempo, los líderes del torneo hicieron justamente eso: le dieron vuelta al marcador gracias a Rodrygo (50′), Nacho Fernández (82′) y Karim Benzema (90+2′), quien se convirtió en el tercer máximo anotador del cuadro madridista en la historia de La Liga (con 217), superando al destacado Alfredo Di Stéfano. El resultado final incluso pudo ser más amplio, pero el árbitro del encuentro decidió anular un gol legítimo de Vinicius Jr. por una mano. Esta vez no hizo falta: el Real había resucitado y, de paso, casi sentenciado La Liga.
Real Madrid ganó 3-2 al Sevilla y sacó 15 puntos de ventaja al segundo lugar a falta de 6 fechas. Foto: RealMadrid
En rueda de prensa, Ancelotti explicó los motivos de la victoria madridista. Ninguno, para sorpresa de los medios de comunicación, estaba ligado a temas futbolísticos. “Nos estamos acostumbrando a esto porque este equipo está capacitado para hacer cosas especiales. Todos están esperando el pinchazo del Madrid, pero este equipo tiene corazón, carácter y personalidad. No hemos ganado la Liga, pero hemos dado un buen empujón”, declaró el estratega italiano. Y tiene razón.