Los argentinos Nicolás Rinaldi y Emanuel Ibáñez sintieron la pegada de los más de 3.300 metros de altura de la Ciudad Imperial.
Pasado los exámenes médicos, el plantel del Cienciano de Cusco se trasladó a la cancha del Instituto Peruano del Deporte (IPD), donde bajo las indicaciones del preparador físico David Woitquivich, se inició con la primera fase de la pretemporada con trabajos de aclimatación a la altura cusqueña.
Un cielo nublado y una persistente llovizna dio la bienvenida a los primeros trabajos de campo de la versión 2022 del ‘Papá' de América, por lo que tuvieron que iniciar la jornada con rutinas de gimnasio y esperar a que el cielo se despeje para continuar con los entrenamientos al aire libre.
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Los minutos transcurrían y el sol empezó a cambiar abruptamente la temperatura en la Ciudad Imperial, un fenómeno climatológico al que los jugadores del Cienciano tendrán que acostumbrase.
Sin duda los más golpeados con los más de 3.300 metros sobre el nivel del mar, fueron los refuerzos argentinos que comentaron a La República su primera experiencia en la altura.
“Se siente el golpe, pero tranquilos. La adaptación es parte de un proceso y si es rápida mejor, es la primera vez que entreno en esta altitud”, citó el volante argentino Nicolás Rinaldi.
El también proveniente de la pampa argentina, Emanuel Ibáñez, manifestó sentir la pegada de la altura. “Es una experiencia muy diferente, por momentos se va el aire y la cabeza empieza a doler, pero todo tranquilo. Estamos para eso”, dijo el argentino.