Las barras bravas siempre serán un tema de discusión en el fútbol peruano. Una gran cantidad de fanáticos de Alianza Lima, Sporting Cristal, Universitario, entre otros clubes, se han visto implicados alguna vez en actos violentos. Esta situación genera tanto temor en la población que las autoridades llegaron al extremo de determinar que los ‘clásicos’ solo se jueguen con la hinchada local.
Casos como el de Walter Oyarce, la muerte de Paola Vargas y los incidentes durante los enfrentamientos de Alianza Lima y Universitario son algunos de los episodios que tiñeron con sangre el balompié nacional y por los que las barras bravas son catalogadas como un problema social. Pero, ¿realmente lo son?
Alianza Lima tiene una de las hinchadas más activas en redes en el Perú. Foto: Rodolfo Contreras/GLR.
Para abordar este tema, La República conversó con el historiador Jaime Pulgar Vidal y el antropólogo Raúl Castro, quienes analizan el desarrollo y los factores determinantes que influyen en el accionar de las barras bravas en el Perú.
Las hinchadas más grandes del país remontan su origen a fines de la década de 1960, año en el que grupos de simpatizantes se organizaron para alentar a sus respectivos equipos a través de cánticos y arengas.
A fines de 1980, los hinchas empezaron a transformarse poco a poco, dando origen así a las barras bravas con el nacimiento del Comando Sur de Alianza Lima en 1986 y la Trinchera Norte del Universitario, en 1988 y posteriormente, el Extremo Celeste del Sporting Cristal, en 1991.
En ese contexto, Jaime Pulgar Vidal analiza el escenario en el que surgieron las hinchadas y la relación entre los hinchas y las instituciones del fútbol peruano.
“Las barras organizadas nacen en un momento en el que los clubes se convierten en instituciones representativas de enormes sectores de la sociedad; sin embargo, no hay una forma clara de cómo el equipo y esta masa de hinchas se vinculan, por lo que los barristas se terminan vinculando con algunos dirigentes, quienes empiezan a utilizarlos para velar por sus propios intereses y no para alentar al equipo”, explicó el periodista.
Hinchada de Universitario.
Por otro lado, Raúl Castro detalla que las barras bravas se crean en una época en la que el país se encontraba inmerso en una contexto social y política complicado por la lucha contra Sendero Luminoso.
“La aparición de identidades radicales en el fútbol incorporaba como prácticas cotidianas el uso de la violencia de manera instrumental, ya que se la empleaba para llegar a algunos fines que se desarrollaron en tres ámbitos: de la calle (dominio de las zonas urbanas), del estadio (dominio de la tribuna) y la captura del club (el instalarse dentro de los clubes para influir en la toma de decisiones)”, precisó.
En ese sentido, Castro añade también que la consolidación de este deporte como un espectáculo globalizado reforzó el empleo de la violencia por parte de los barristas, quienes querían darse a conocer en todo el mundo a través de los disturbios en los que se veían implicados.
“La razón de ser de esas facciones radicales es la de ganar liderazgo, por lo que sociólogos ingleses llaman el ‘pánico moral', es decir llamar la atención en los medios a partir de un sensacionalismo violento. El objetivo de estas barras bravas es ganar espacios mediáticos para dar a conocer a las esferas públicas nacional que estaban presentes para ocasionar pánico y exhibir violencia gratuita”, precisa el experto.
Sporting Cristal contará con el apoyo de toda su hinchada para el duelo de esta tarde ante Independiente del Valle.
Una gran cantidad de personas cree que las barras bravas están conformadas por personas sin educación y que pertenecen a estratos sociales bajos por los actos violentos que cometen, creando así prejuicios y estereotipos en la sociedad. Al respecto, Jaime Pulgar Vidal señala que esta percepción es errónea.
“Lo que se llama barra brava no solo es un tipo pobre o sin educación. El hincha que puede cometer, como también no puede cometer actos violentos, puede ser cualquier persona que el fin de semana llega al estadio donde debe representar un comportamiento diferente, que en términos de expresar masculinidad se llama ‘el aguante’”, aseguró el también historiador.
Pulgar Vidal explica que ‘el aguante’, concepto creado por el argentino Pablo Alabarces, refleja a la perfección el accionar de los barristas peruanos, quienes se muestran como un símbolo de superioridad y de valentía para demostrar su importancia, que en la coyuntura que se vive actualmente podrían verse como “alguien que se cree invencible ante el coronavirus”.
Desde esa perspectiva, argumenta que hay aspectos determinantes para comprender el crecimiento de las hinchadas de Alianza Lima, Universitario, Sporting Cristal a lo largo del tiempo.
“El desarrollo de las barras bravas en los clubes giran en torno a tres factores: la relación de conveniencia con un dirigente del club, la jerarquía que quiere alcanzar cada barrista dentro de su grupo a través de la violencia porque adentro no hay elecciones y la ausencia de mecanismos para vincular a los hinchas con los clubes”, sostiene.
Hinchada de Mannucci es una de las más fieles del norte.
Por su parte, Raúl Castro señala que el tema de los hinchas en el país tiene que ver con un problema de organización partiendo principalmente desde las iniciativas empleadas por los dirigentes, quienes no han realizado un manejo racional del tema.
“Las barras bravas no son únicamente ni principalmente un problema de índole social, es un problema de diseño y estructura institucional, de gestión corporativa y de profesionalización en el manejo de la seguridad desde la Policía, la Municipalidad, hasta los equipos de fútbol, quienes deben garantizar un modelo de negocio que permita a las autoridades y a la sociedad civil vivir tranquilamente en la ciudad”, recalca el experto.
Por ello, añade, que es adecuada la medida del Estado de suspender la reanudación de la Liga 1 hasta que los clubes garanticen dentro y fuera del estadio y a lo largo de toda la ciudad que habrá seguridad para el desarrollo de los encuentros.
Reunión entre el primer ministro, Policía Nacional y las barras, definirá la continuidad de la Liga 1.
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Durante las últimas décadas, se ha criticado la gestión de diversos clubes de la Liga 1, debido a las cuestionables decisiones de sus dirigentes, quienes no solo fueron acusados de velar por su interés personal, sino también por no implementar vínculos para que el hincha se sienta parte del club.
“Las barras bravas quieren mostrar su representatividad con su equipo, pero no hay los mecanismos para vincularse con el club. Esto es aprovechado por algunos directivos a los que se les podría llamar ‘dirigentes bravos’, quienes les brindan mecanismos económicos a los hinchas, desde la repartición de entradas hasta otras opciones. Entonces, la barra se convierte en algo funcional para negocios que no tienen nada que ver con la mejora del fútbol”, comenta Pulgar Vidal.
El historiados añade que esta situación es conocida por las barras, por lo que los hinchas cuestionan la autoridad moral con la que se les exige un comportamiento adecuado, teniendo en cuenta de que al final los clubes siempre emiten comunicados culpándolos.
Al respecto, Raúl Castro especifica que la problemática de esta situación se ha intensificado en el Perú por la conveniencia de los propios directivos que llegan a dirigir los equipos.
“Lo que pasa es que, en el Perú, el deporte es un coto de poder y de recursos. Entonces, muchos dirigentes entran a medrar recursos, por lo que no se abre la participación a los aficionados, puesto que los recursos son escasos y se aprovechan de ello”, precisa a La República.
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Uno de los principales métodos para acercar a las barras bravas con su club fue el uso de los carné. En el 2013, Sporting Cristal intentó empadronar a sus hinchas por ese medio; no obstante, la iniciativa no se han mantenido hasta hoy, dejando de lado el vínculo entre el hincha y la institución.
En este contexto, Pulgar Vidal plantea que los clubes deben implementar iniciativas para que los hinchas puedan sentirse parte del club, partiendo desde los denominados ‘equipos grandes’ como Alianza Lima, Sporting Cristal o Universitario.
“Las instituciones más populares de Lima tienen sedes para que cada cierto tiempo las barras puedan ingresar a jugar, a participar con los jugadores, a dialogar con ellos, hacer escuelas o talleres relacionadas al deporte de tal manera que el vínculo sería un vínculo directo, un vínculo abierto que permita integración en donde lo más importante sea el amor por la institución yno la violencia”, puntualiza.
A partir de la creación de un vínculo, Raúl Castro destaca que se debe adoptar lo que hicieron los clubes de Europa, donde se tomó conciencia de que el fútbol es un espectáculo, propiciando así que los hinchas e instituciones lleguen a un acuerdo social en el que se descarta el uso de la violencia.
“Los equipos deben impulsar una inscripción y determinación masiva de las identidades de todos aquellos que asistan al estadio. Una trazabilidad digital del sujeto que participa y aquel que no está trazado simplemente no debe alentar. De esa forma también se podrían implementar sistemas de transporte para que puedan movilizarse libremente y no los cuiden cuatro policías como si fueran un rebaño”, finaliza el experto.