Desde inicios de los años 2000, levantarse temprano ciertos domingos se había convertido en una placentera rutina. El incesante zumbido de los motores de Fórmula 1 fabricaba una hermosa sinfonía que servía de banda sonora para ver a monstruos como Michael Schumacher y Mika Hakkinen volar en las mejores pistas del mundo.
Ante el sufrimiento con el que un hincha del fútbol peruano tenía que convivir en esa época, las carreras de Fórmula 1 eran una bocanada de aire fresco, traducido en un huracán de velocidad y adrenalina. Una de las cosas más atrayentes era la simpleza de la propuesta: 20 bólidos, 70 vueltas y gana el primero, así de sencillo. Sin embargo, la inocencia no tardó en romperse cuando, en el año 2002, la escudería Ferrari dejó en claro que, al igual que en todos los deportes del mundo, la polémica y las decisiones estratégicas de equipo estaban a la orden del día.
Michael Schumacher era mi ídolo. El alemán era simplemente insuperable y 4 títulos de Fórmula 1 con solo 33 años lo perfilaban para convertirse en el mejor de todos los tiempos. Aparte de eso, ‘Schumi’ era un ejemplo de liderazgo y juego limpio. Obviamente, las controversias protagonizadas en los años 90 eran desconocidas para mí, por lo que su imagen de piloto que siempre competía al límite del reglamento me suponía incomprensible.
Fue un 12 de mayo de 2002 donde todo terminó por encajar. El Gran Premio de Austria era la sexta carrera de una temporada dominada casi enteramente por Schumacher y Ferrari. Cuatro triunfos de cinco le daban al alemán un envidiable primer lugar en la clasificación, un sitial por el que iban a hacer cualquier cosa por mantener, aunque eso perjudicara a uno de su propio equipo.
En este caso, el principal afectado fue el brasileño Rubens Barrichello. El segundo piloto de Ferrari hizo una carrera excepcional y se alistaba para lograr su segunda victoria en la Fórmula 1. No obstante, a pocos metros de la llegada, 'Rubihno' desaceleró, Schumacher lo pasó y el 'Kaiser' obtuvo su quinto triunfo.
GP Austria 2002: Schumacher vs. Barrichello.
Yo no podía creer lo que acababa de suceder. En una inexplicable e innecesaria decisión, Ferrari privó de la gloria a uno de los suyos para aumentar una ventaja que estaba prácticamente asegurada (Juan Pablo Montoya y Ralf Schumacher de Williams estaban lejos).
Yo no era el único decepcionado, el hecho generó una polémica que molestó a hinchas, periodistas y al mismo Schumacher. Pero el más furioso era Barrichello. Muchos años después, el brasileño relató su sentir al recibir la orden de dejar pasar a su compañero.
“Fueron ocho vueltas en guerra. No puedo decir lo que me dijeron, pero fue una forma de amenaza que implicaba “repensar mi vida”. Ese día bajé del podio y no fui directo a la sala de prensa porque no estaba bien. Vomité mucho ese día, con rabia”.
‘Rubinho’ decidió acatar las órdenes, pero en los últimos metros, una especie de grito rebelde fue entendido por todo el mundo. La jornada terminó con Schumacher cediéndole el puesto a Barrichello en el podio, como debió haber sido, la justicia se abría paso en Austria.
La silbatina con la que el público opacó el himno italiano no fue el único castigo sufrido por Ferrari, que tuvo que pagar una multa de un millón de dólares. Sin embargo, esta sanción no fue por la polémica orden, sino por la alteración de lugares durante la ceremonia de premiación.
FIA decidió sancionar las órdenes de equipo de este tipo, reglamento que el mismo Ferrari se encargaría de mandar al archivo 8 años después en otra historia que también merecerá ser contada en otra ocasión.
Schumacher terminaría arrasando con todo en el 2002, obteniendo su quinto título mundial, además, le devolvió el ‘favor’ a Barrichello en el GP de Estados Unidos. En cuanto a este redactor, las paces con la Fórmula 1 llegaron más rápido que tarde, con el entendimiento que estas polémicas no hacían más que enriquecer la historia de un deporte que sigue apasionando hasta el día de hoy a fanáticos en todo el mundo. Schumacher es y será uno de los mejores de la historia, si no el mejor, mientras que Barrichello vivirá por siempre en los corazones de aquellos que hasta hoy buscamos que se le reconozca como merece.
GP Austria 2002: Schumacher vs. Barrichello.