El chicle, ese dulce favorito de grandes y pequeños, ha sido combatido por madres y odontólogos, pero uno ha sobresalido, los Chiclets Adams. Estas pequeñas joyas de sabor se alzaron en preferencias de muchos peruanos gracias a su cajita amarilla con ventanita que encierra una historia fascinante gracias a Thomas Adams, quien se convirtió en la mente maestra detrás de la goma de mascar.
Thomas Adams, un hombre con múltiples oficios, encontró su verdadera pasión en la experimentación. Fue él quien dio forma a la goma de mascar moderna que gracias al destino se unió a Antonio López de Santa Anna, exdictador mexicano en el exilio. Sus intentos de reemplazar el caucho sintético con chicle se convirtió en la inspiración que cambió el rumbo de los chicles. ¿Conocías su historia? A continuación te contamos más detalles.
Pequeñas joyas de sabor se alzaron en preferencias de muchos peruanos. Foto: difusión
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El chicle mascado ya existía, pero carecía de sabor. Adams tomó la esencia de México y la moldeó con agua caliente, añadió sabor y la presentó al mundo en forma de "Adams New York Gum" en 1869. Dos años después, luego de perfeccionar su creación, nacieron los icónicos Chiclets.
La evolución de su invención no se detuvo ahí. Con el tiempo, los productos de Adams se volvieron omnipresentes en las calles y el transporte público, llegando a los corazones de la gente común. La empresa se fusionó con otros jugadores clave en la industria para formar la American Chicle Company. La marca fue adquirida posteriormente por Warner-Lambert, lo que marcó el inicio de una nueva fase de innovación y expansión. La fusión con la American Chicle Company y la adquisición por Warner-Lambert permitieron que el legado de Adams se expandiera aún más, dando vida a icónicas marcas como Halls y Bubbaloo.
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A lo largo de las décadas, los productos de Adams se convirtieron en sinónimo de satisfacción instantánea y frescura. El icónico nombre se arraigó en la cultura popular, y la familia Adams administró el negocio con éxito durante años. La llegada de los Chicles Adams a países como Argentina en los años 40 trajo consigo la esencia de la marca a la nación sudamericana. Sin embargo, en medio de cambios y adquisiciones corporativas, los clásicos Chiclets finalmente desaparecieron.
Con el tiempo, los productos de Adams se volvieron omnipresentes en las calles. Foto: Chiclets Adams - Perú
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La evolución no siempre es dulce. En el 2000, Pfizer adquirió Warner-Lambert, llevándose consigo a Chiclets Adams. Y, en un cambio de propiedad en 2003, la británica Cadbury adquirió la firma por US$ 4200 millones. Aunque los clásicos Chiclets ya no estaban, su legado persistía.