CIRC, que por sus siglas significa Centro Inclusivo de Recuperación Circular, inauguró su primera planta en Villa El Salvador, con la que propone sumar a la economía circular, en la que todo sirve, se reutiliza y nada se bota.
Con el apoyo de Sinba, Sin Basura, CIRC busca contratar bajo un pago justo a los recicladores, quienes constituyen parte fundamental del proceso de reutilización.
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CIRC es una propuesta de Sinba, la cual nació entre los años 2014 y 2015, pero con el objetivo de tratar materiales orgánicos debido al llamado de atención sobre la gran cantidad de residuos orgánicos que se generaban día a día.
Sin embargo, el enfoque hacia los residuos inorgánicos se dio recién en medio de la pandemia. Actualmente, Sinba colabora con familias y empresas, que le otorgan un pago a cambio. Sin embargo, también han conseguido trabajar con los recicladores de a pie, pero dirigiéndose a las acopiadoras.
De acuerdo con Andrea Rivera, directora ecosocial y cofundadora de Sinba, en conversación con La República, lo que buscan es encontrar “recicladores embajadores”, los cuales ayuden a pasar la voz del trabajo en CIRC. Asimismo, estos recicladores son acopiadores, por lo que los beneficios que ellos logran obtener son compartidos con cada uno de los recicladores que colabora en el acopio.
“Básicamente, es invitar al reciclador que venga a vender sus materiales acá, como tienen, digamos centros, donde ellos lo pueden juntar”, señala Rivera.
CIRC, según Andrea Rivera, da como prioridad que los precios de los materiales reciclables no sean tan volátiles como suelen serlo en el ambiente informal del reciclaje.
“(...) Estamos apostando para tratar de mantener los precios con la industria, porque al final la industria es la que nos va a dar también a nosotros el precio. A partir de ello, vamos a poder también darle un mejor precio al reciclado.”, indica.
Sinba también busca formalizar la industria de la reconversión al otorgar, mediante su programa, materiales que ayuden a prevenir riesgos latentes en el quehacer del reciclador.
De esa manera, a modo de cadena, el fin último que persigue la organización es cambiar el rostro, en gran medida, de los 180.000 recicladores y alrededor de 500.000 personas que dependen económicamente de esta actividad.
“Nosotros proyectamos que va a ser el triple de esto. Tener muchos más lugares trabajando, y con nosotros más recicladores, ¿no? Y sobre todo garantizando que la gente esté contenta.”, finaliza Andrea Rivera.