Muchas personas creen que, durante el incanato, no existía la delincuencia ni la corrupción; sin embargo, eso es una mentira. Diversos historiadores cuentan que, durante la época incaica, se castigaban duramente estos delitos, incluso con la pena de muerte.
El mejor compendio del terror aplicado a los pueblos andinos por los incas está registrado por Guamán Poma de Ayala, quien afirmó, en 1615, que Túpac Inca Yupanqui mandaba a asesinar a todos aquellos que blasfemaban contra los dioses. Además, los ladrones y asaltantes eran castigados, en la primera falta, con 500 azotes y, en la segunda, eran apedreados y muertos.
El Zancay, también conocido como Sancayhuasi, que significa “casa del temor” en quechua, era una cárcel donde metían a delincuentes, traidores y sospechosos de crímenes extremadamente graves (como atentar contra el inca y sus allegados) durante el Imperio incaico.
En la época incaica también se castigaba con el apedreamiento. Foto: memoriainca
Según Guamán Poma de Alaya “el Zancay era una bóveda debajo de la superficie, muy oscura, donde se criaban serpientes, leones (pumas), tigres, osos, zorros, etc. Tenían muchos de estos animales para castigar a los delincuentes, traidores, mentirosos, ladrones, adúlteros, hechiceros, murmuradores contra el Inca. A estos los metían en la cárcel para que se lo comieran vivos”.
En ese sentido, este tipo de prisión se configuraba como un agujero en lo profundo de la tierra, en el cual se recluía al criminal y se le ponía junto a diversos animales y alimañas. En el centro de este hueco, el condenado se sentaba en posición fetal, con los ojos cerrados y con las manos tapándose las orejas, así lo retrataba Guamán Poma en su libro “Nueva crónica y buen gobierno”.
El zancay según Guaman Poma de Ayala. Foto: Nueva crónica y buen gobierno (1615)
El cronista agrega que las personas que lograban sobrevivir por dos días, el Inca le devolvía su libertad, sin culpa; y lo volvía a la honra. Esto significa que, quienes ingresaban a esas cárceles, ya habían sido declarados culpables, y su pena consistía en sobrevivir 48 horas dentro de ellas. Si lo hacían, sus faltas serían olvidadas, y ellos tendrían una nueva oportunidad.
De acuerdo al historiador peruano Leiner Cardenas Fernandez, en el gobierno inca se infundía valores, el buen comportamiento en el trabajo, el respeto a la propiedad de la nobleza y fidelidad a sus gobernantes. En caso se llegaba a incumplir la medida, al infractor se le castigaba con torturas drásticas para mantener el orden social o causar miedo. Además, se aplicó aniquilamiento en caso de rebeliones, sodomía, atentado contra el soberano y sus parientes, violación de las vírgenes del sol, casos de extremo se aplicaban otros castigos, como la hoguera o destierro.
A pesar de tener un código moral, los incas cometías algunos delitos que tenían que merecían ser castigados de manera drástica. Pero, ¿en qué faltas incurrían las personas durante el imperio incaico?