El verano ha llegado, y mucha gente se prepara para disfrutar del sol, ir a la playa con la familia, o simplemente refrescarse y hacer ejercicio. Muchos celebran esta llegada con los festejos de la Navidad y del Año Nuevo, que tienen un origen muy antiguo cuyo fin era contrarrestar las Saturnalias. Sin embargo, las fiestas de fin de año también sirven para la diversión y el desenfreno, tal como ocurría siglos atrás, y todos los países del mundo tienen diversas tradiciones para recibir el verano.
En el solsticio de verano, el hemisferio norte recibe más luz solar que en cualquier otro día del año, pero esto no significa que el primer día de verano sea el más caluroso, ya que la atmósfera y el océano de la Tierra actúan como barrera para el calor, absorbiendo y reradiando los rayos solares, y aunque el planeta absorbe gran cantidad de los rayos solares, se necesitan varias semanas para liberar esa energía.
Se cree erróneamente que la Tierra está más cerca del Sol que durante otras épocas del año, según explica Mark Hammergren, astrónomo en el Planetario Adler en Chicago, aunque lo correcto es que la inclinación de la Tierra influye más en las estaciones que la distancia de nuestro planeta al Sol.
Los antiguos egipcios, por ejemplo, construyeron las grandes pirámides de forma que el Sol, visto desde la esfinge, se situase exactamente entre dos de las pirámides en el solsticio de verano.
La cultura inca celebraba su correspondiente solsticio de invierno con una ceremonia llamada Inti Raymi, que incluía ofrendas de comida y sacrificios de animales e incluso de personas.
El monumento de Stonehenge en Reino Unido ha sido asociado con los solsticios de verano e invierno durante más de 5.000 años. Los observadores en el centro de estas piedras pueden contemplar el amanecer del solsticio de verano sobre Heel Stone, que se encuentra justo en el exterior del círculo principal de Stonehenge.
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Las únicas personas que realmente prestan atención a lo que ocurre con el solsticio de forma regular son los neopaganos y los agricultores, al menos en Estados Unidos, porque es importante para las estaciones de cultivo y de cosecha, según Jarita Holbrook, una exastrónoma cultural de la Universidad de Arizona, en Tucson.
«Las culturas antiguas y algunas religiones modernas prestan mucha atención a algunos alineamientos naturales, y hay mucho misticismo y poderes sobrenaturales unidos a esto», afirma Mark Hammergreen, encargado del Planetario Adler de Chicago, Estados Unidos.