Los cuatro hermanos de 13, 9 y 4 años, y de 11 meses de edad, que desaparecieron el pasado 4 de mayo en el sur de Colombia tras un accidente aéreo, pertenecen al pueblo indígena murui-muinane, también conocido como uitoto. Para los menores, la selva amazónica no era un lugar desconocido; al contrario, deambular por la jungla es parte de sus prácticas tradicionales, lo que garantiza la supervivencia de los miembros de esta comunidad.
Los murui-muinane, que se traduce como "hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce", son una comunidad ancestral indígena que habita en las selvas de los departamentos del Amazonas, Caquetá y Putumayo de Colombia, y también tienen presencia en la región fronteriza de Perú.
Se desconocía la presencia de este pueblo en el territorio colombiano antes de principios del siglo XX, ya que lograron mantenerse ocultos durante las grandes colonizaciones hasta la llegada del conocido "boom del caucho", la explotación de este recurso ocasionó la muerte de 40.000 nativos.
Sus principales actividades económicas se basan en la caza y la pesca. Para ello, recorren la selva en busca de alimento, reconocen qué frutos y animales son comestibles y cuáles no. Además, se dedican a la recolección de la yuca dulce, un producto que se cultiva en esta zona de Colombia. Estos conocimientos básicos para su subsistencia se transmiten a todos los niños desde temprana edad.
Los niños aprenden en sus primeros años a recolectar frutos de la selva. Foto: Semana
"Todos los días salimos al bosque con nuestras familias en busca de algo. Vivimos en la selva durante toda nuestra vida. Y en ese día a día, aprendemos qué se come y qué no se come", declara Kuiru, secretaria de Mujer, Familia y Niñez de la Asociación Zonal Indígena de Cabildos y Autoridades Tradicionales de la Chorrera, que agrupa a comunidades como los uitoto, en una entrevista para la BBC.
Según su cosmología, el padre creador, quien dio inicio a su cultura, nació de un remolino de viento que aglomeraba basuras y fue tomando forma humana. Adoptó el nombre de Echikirama, "ser coloradito", e inició la comunidad Uitoto. Esta historia está documentada por el Ministerio de Cultura colombiano en el escrito titulado "Los Uitoto: hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce".
Las mujeres son las encargadas de liderar los rituales espirituales en la maloca o casa donde se congrega toda la comunidad para estas prácticas ancestrales. Los elementos más utilizados en estas sesiones son las hojas de coca y el tabaco, considerados sagrados, ya que fueron entregados por el creador para el manejo espiritual del mundo.
Estas hojas sagradas se convierten en bebidas que curan el corazón y llenan de energía a la población para realizar sus bailes tradicionales, los cuales marcan el inicio de la siembra y la cacería.
El poder político de los murui-muinane se transmite de generación en generación. El líder tradicional se conoce como Iyama, el anciano jefe del clan encargado de gobernar su territorio. Además, existe una autoridad no tradicional, requerida por el organismo colombiano, que representa a la población en los cabildos de las diferentes comunidades.