
Si en cuestión de libros buscamos el exceso pautado por el azar, pues lo encontramos en esta novela de culto de la escritora y periodista Renata Adler, Lancha rápida (Speedboat, 1976/Sexto Piso, 2015). Su categoría de “culto” no es en absoluto gratuita. Durante décadas ha servido como libro de referencia para jóvenes periodistas gringos con aspiraciones literarias. Quizá su influencia no se haya visto reflejada inmediatamente, pero hoy en día sí lo es gracias a los cultores del minimalismo, del fragmento y del mestizaje de géneros literarios.
Nos enfrentamos a una novela signada por la aventura y ambientada en los canábicos, idealistas y sexuales años sesenta gringos. Por cierto, Adler mostraba estos rasgos temáticos en sus celebrados ensayos y crónicas, publicados, a saber, en revistas del prestigio de The New Yorker. Como cronista había conseguido un justo reconocimiento (nada poco teniendo en cuenta que por esa época ya estaban en actividad plumas de talla como Tom Wolfe, Gay Talese y Norman Mailer) y como crítica de cine llegó a posicionarse como una de las mejores de su generación. Pero como escritora, ella necesitaba de la licencia de la ficción. Solo en la ficción podía plasmar la voracidad vital de sus años juveniles.
Pues bien, la novela está compuesta por incendiarios fragmentos narrativos, a años luz de una historia-tronco que canalice el proyecto o le dé sentido racional. Una novela como esta (incluso desde su título se puede deducir de qué va, pero no hacia dónde se dirige), no podía ser contada bajo la linealidad, porque el objetivo de la autora no era contar una historia, sino el de transmitir un modo de estar en el mundo. Para este tipo de propósitos, el fragmento es más que un buen aliado.
"Lancha rápida". Imagen: Difusión.
Adler se vale de un alter ego, Jen Fain, joven periodista que testimonia su inconformidad con la vida, en una suerte de hastío existencial que pretende expulsar por medio de la experiencia vital llevada al límite. En esta búsqueda de la experiencia, Jen se topa con una gama de personajes cuya configuración moral yace en matices lisérgicos, hormonales, ideológicos y políticos, matices que la ayudan a fortalecer su espíritu crítico, convirtiéndose en una insobornable cuestionadora social. Además, y esta es la magia de la relectura, Adler no solo pretende mostrar lo vivido, sino también dejar entre las líneas un aviso (tan pertinente para estos tiempos signados por la rapidez y la poca reflexión): uno debe ser responsable de sus actos, de las consecuencias que traen las decisiones.
Este ánimo cuestionador, el cual no es ajeno a los picotazos de humor, es lo que justifica y pone en vigencia el nervio narrativo de Adler. Como ya se indicó más arriba, en Lancha rápida no presenciamos una estructura argumental. En esta carencia de línea argumental somos partícipes de un salvaje y sublime estado de gracia, porque nos compenetramos con Jen, disfrutando de lo que disfruta e indignándonos con lo que le indigna. Con Jen somos idealistas en un mundo gobernado por materialistas. Jen no tiene la más mínima idea de qué hacer con su vida, solo le interesa vivir, yendo a la caza del asombro, rumbo a la epifanía que depara el día a día.
...
En librerías y plataformas.

CINEPLANET: 2 entradas 2D + 2 bebidas grandes + Pop corn gigante. Lunes a Domingo
PRECIO
S/ 47.90
ALMUERZO O CENA BUFFET + Postre + 1 Ice tea de Hierba luisa en sus 4 LOCALES
PRECIO
S/ 85.90
CINEMARK: Entrada 2D - opción a combo (Validación ONLINE o mostrando tu celular)
PRECIO
S/ 10.90
PERULANDIA: 1 Entrada +Vale de 30 soles + bosque encantado + piscinas + Perusaurus en Huachipa
PRECIO
S/ 49.90