Hace unos días, después de buen tiempo, revisé mi prehistórica cuenta de Facebook.
Entre las cosas que uno encuentra y quiere compartir, esta noticia para celebrarla: en el marco de la próxima edición de la Feria del Libro Ricardo Palma, se presentará la edición definitiva de una de las novelas canónicas de la tradición narrativa peruana: La violencia del tiempo (Alfaguara), del escritor piurano Miguel Gutiérrez (1940 – 2016).
Es cierto que, dejando de lado las ediciones iniciales de esta novela, La violencia del tiempo ya tenía ediciones de bolsillo por cuenta de Punto de Lectura y Debolsillo, ambos sellos ahora de Penguin Random House, pero hacía falta una mejor presentación de una novela que ha sabido hacerse fuerte con el paso del tiempo y ha superado, mediante la experiencia de la lectura y los valiosos estudios críticos, las mezquindades. La violencia del tiempo figura entre las diez novelas peruanas contemporáneas más significativas, al lado de títulos de Alfredo Bryce Echenique y Mario Vargas Llosa.
Miguel Gutiérrez escribió diez novelas. Cuando falleció, en julio de 2016, tenía 75 años y había sido testigo del reconocimiento a su obra. Miguel Gutiérrez tenía por delante más de un proyecto novelístico. Miguel Gutiérrez, en el espectro de la narrativa peruana, era un escritor mayor y siempre fue una figura referencial incluso desde antes de la publicación en 1991 de La violencia del tiempo, en aquel entonces su tercera novela. Su perfil de escritor e intelectual era motivo de discusión. Era, porque lo he visto, venerado por talentosos y reconocidos autores peruanos de izquierda, muy respetado por autores mayores y reconocidos como él pese a no compartir sus ideas políticas. Y claro, también odiado porque no podían ser como él: un escritor de izquierda coherente, un amante de la lectura para quien la opinión tibia no estaba en sus parámetros.
Miguel Gutiérrez, en su vida, fue protagonista de varias polémicas. La última, de la que nadie quiere agitar el avispero: la polémica entre escritores andinos y criollos, en el año 2005.
Esta polémica, que el próximo año cumple 20 años, se desarrolló en medios de comunicación. Más allá de quién ganó o quién perdió esa batalla discursiva, a Miguel Gutiérrez no se le cuestionó su calidad literaria, pero sí se le atacó ideológicamente, a razón de lo que señaló en su ensayo La generación del 50 (1988) sobre Abimael Guzmán. En el prólogo de la edición de LG50 de 2008, Miguel Gutiérrez hizo una autocrítica sobre lo que indicó del cabecilla terrorista. Una autocrítica feroz consigo mismo, por cierto.
"La violencia del tiempo".
En ese escenario, entre la polémica literaria y la nueva edición de LG50, Mercedes González lo busca y le ofrece publicar sus libros en Alfaguara, que en esos años era parte de Santillana. Miguel Gutiérrez aceptó la propuesta de González porque su obra requería de un sólido aparato editorial para ser difundida. A saber, La violencia del tiempo circulaba en fotocopias y los ejemplares (porque la novela salió en dos y tres tomos en ediciones independientes) que, por milagro, se encontraban en librerías y librerías de viejo, los cuales eran considerados como reliquias. Confesiones de Tamara Fiol (2009) fue la primera novela de Gutiérrez con Alfaguara.
Algunos años después, Alfaguara y otros sellos dejan Santillana para pasar al catálogo de Penguin Random House Perú, cuya primera directora fue Mercedes González. Luego ocuparía este puesto Jerónimo Pimentel.
En La República, este 2024, hicimos dos notas (1 y 2) sobre la crítica situación editorial, que ya tenía algunos años, de Miguel Gutiérrez. Quien escribe fue amigo de Miguel Gutiérrez y es amigo de Mendis Inocente (su esposa). En mayo, precisamos que PRH ya no era la casa editorial de Miguel Gutiérrez. Dos meses después, dijimos que PRH publicaría, para octubre de este año, la edición definitiva de La violencia del tiempo.
Pimentel, tras leer en La República que Miguel Gutiérrez no era parte del catálogo de PRH, buscó/llamó inmediatamente a Mendis Inocente. Su dejadez y la de sus editores en este tema, porque esta cadena de horrores no la puede hacer uno solo, le estaban pasando una factura muy grande. PRH se estaba quedando sin una de las principales voces narrativas de la literatura peruana. Intercambiaron opiniones y puntos de vista, pero ya en serio (porque no era la primera vez) y llegaron a un acuerdo justo para ambas partes.
De estar vivo, Miguel estaría muy contento con esta pulcra edición del libro que le tomó muchísimo tiempo escribir en medio de circunstancias personales complicadas y complacido de que su esposa haya mantenido la dignidad hasta el final, porque la verdad está de su parte en esta larga y desgastante historia, que ya es historia literaria por el tamaño del autor que la protagoniza y por la entereza de la mujer que la afrontó en una situación emocional adversa.
Celebremos.
Un gigante de las letras tiene una casa editorial a su altura. En esta edición de La violencia del tiempo, escriben Ricardo González Vigil y Peter Elmore, a quienes admiraba como lectores. Esta edición definitiva es de Mendis Inocente también.