El primer poemario de la actriz y dramaturga Paloma Yerovi Cisneros, Punta Negra (Personaje Secundario, 2024), deja una muy buena impresión por su sencillez de registro y honestidad discursiva. Lo último, es lo que justifica el ejercicio de la poesía, ya sea en diafanidad o no, lo que en verdad debe importar es la verdad que transmite el texto poético. Sin esa verdad, el poema un estado ajeno a su naturaleza. En la poesía, hay lugar para todos los sentimientos y sensaciones, menos para la mentira, que la delata de saque.
Por otro lado, se podría creer que, por tratarse de un primer libro, este se halle marcado por la inmadurez en algunos tramos (inevitable), pero no es así. Para ser un libro iniciático, en Punta Negra no solo hay madurez de oficio (la escritura no es algo nuevo en Yerovi), sino también una visión aterrizada de la vida (factor que falta desarrollar a muchos poetas peruanos jóvenes, vale decir, y en buena onda). En este par de factores, Yerovi construye un discurso que hace uso de la cotidianidad como escenario y del silencio entre las palabras el vector de sensaciones. (Es indudable que la autora ha forjado un universo temático que domina y al que le es fiel. Un paso en falso, como buscar el efectismo y variantes parecidas, en el discurso, pues estaríamos comentando otro poemario; indiquemos igualmente que la referencias nominales al conocido balneario, son solo eso; la sensibilidad le da sentido al espacio geográfico, no al revés).
En este segundo punto, Yerovi destaca por su capacidad de sugerencia (sin duda, la luz que recorre todos los poemas del libro). Aquí la voz poética no solo recuerda, del mismo modo reflexiona y procesa lo enunciado con una economía de lenguaje que podría llegar a confundir incluso al más ducho lector de poesía (¿desde qué dimensión emocional están escritos los poemas de Punta Negra?). Se trata de una estrategia, en la que menos, es más. Bajo esta coordenada, Cisneros entrega más de un poema para recordar e incluir en antologías: “Cuarto de planchado”, “Habitación de la pareja” y “Habitación propia”, por ejemplo.
Léanla.