Sin ánimos de crear jerarquías, destacamos cinco libros de poesía que aparecieron este año y resultan interesantes. Todos pueden encontrarse en librerías locales. Intentaré destacar algunos de sus logros.
Quasar y otros poemas (Personaje Secundario). El libro reúne los versos publicados en revistas por Mario Montalbetti (Callao, 1953) en un período de treinta años. Este rescate editorial incluye desde el poema que dio un giro a su obra en 1979, hasta una serie de paisajes somatizados, pasando por reescrituras a Brodsky y Eliot, así como una versión personal de Antígona. Estos poemas reunidos por primera vez en un libro solo confirman la versatilidad de un poeta que solo cambia en cada libro, sino en cada poema y cada verso.
La escritura quedó aquí (La Balanza). Braulio Paz (Arequipa, 1998) construye un libro a partir de lo biográfico y lo anecdótico. En sus páginas nos enfrentamos a una densidad verbal que se empeña por conservar la experiencia. Resulta interesante su forma de indagar en lo biográfico. Paz se vale de lo fragmentario e introduce muchos referentes de la cultura televisiva de los años 2000. Sin duda, un libro que no deja de experimentar con la forma, sus límites y la reflexión mismo en torno a la subjetividad.
Abrumada de ál (AUB). El primer libro de Paula Bruce Rheineck (Lima, 1999) apuesta por la opacidad y el riesgo lingüístico. La autora crea y enfatiza en las texturas sonoras como si fueran ecos. Los 31 poemas que componen en libro están plagados de imágenes, movimiento vuelto ritmo y repeticiones. La tensión se acumula en los espacios entre palabras. Un libro complejo y ambicioso para empezar una trayectoria.
Game Over (AUB). Este poemario de Giancarlo Huapaya (Lima, 1979) nace producto de la experiencia vivida durante la estada del autor en Phoenix, Arizona. El libro aborda temas de migración y territorio, reflejando la segregación que la ciudad ofrecía a los latinoamericanos o a las personas que no contaban con auto, por ejemplo. Para lograrlo, el autor se vale del juego y de la experimentación con el espacio de la página. Tras investigar sobre el tema, Huapaya aterrizo lo aprendido en el libro cuando cursó una maestría de escritura creativa en El Paso.
No sé qué hago en Buenos Aires (Templanza). Angelina Ferrero (Lima, 1985) explora los extravíos del lenguaje, del espacio, del sonido. Un libro construido como una casa de palabras, que habita lo familiar y busca lo desconocido. Sin duda, un muy buen segundo título de la editorial.
Por último, destaco el trabajo de rescate editorial hecho por Personaje Secundario con Pez y con El chico que se declaraba con la mirada.