En “La entrevista”, Paola Ugaz conversó con Alberto Castro, director de la película “Invasión drag”, una crónica de un inesperado fenómeno a raíz de la llegada de decenas de drag queens del reality de competencia internacional RuPaul’s Drag Race, en el 2017.
- La película no solo busca conmemorar el mes del orgullo; sino que también hacer que la comunidad trans pueda sentir que los acompañan empáticamente. ¿Cómo es el desafío de hacer una película en el Perú?
El Mes del Orgullo en el Perú es un mes muy paradigmático, muy extraño, es el único mes en el cual la gente se atreve a hablar sobre el tema. Pero, aparte de eso, siento que siempre se habla ya sea de hombres o de mujeres homosexuales, no se habla de hombres trans, mujeres trans, de las drag queens. Todas estas diversidades más vulnerables son las que han liderado las luchas en distintas partes del mundo.
Incluso hoy que hay más aceptación sigue siendo el país que perdona el pecado, pero no el escándalo y las drag queens son el escándalo, son las que salen en plataformas gigantescas, con pelucas brillantes, exageración y rompen cualquier esquema de género. El documental es un poco la celebración de eso. Nace de un suceso extraño que sucedió en el Perú, de pronto, comenzaron a llegar un montón de drag queens de Estados Unidos de una competencia súper reconocida y premiada.
Empiezo a observar y grabar un fenómeno totalmente anómalo en el Perú y, a partir de eso, empiezo a hablar de la situación de la comunidad en el país.
- ¿Cómo crees que será la recepción de película que muestra todo lo contrario a lo que se supone se debe de hacer en esta comarca llamada Lima?
Yo realmente espero que levante un poco de polvo. Hemos visto estos últimos años estas reacciones conservadoras que llaman a boicots, a la censura. Creo que hay que hablar más del tema; es decir, ya ni siquiera nos dicen cómo nos debemos comportar, cómo nos debemos de vestir, cómo podemos presentarnos, cómo podemos maquillarnos porque la sociedad ya les ha dicho a los hombres y mujeres cómo deben ser, fuera de que sean homosexuales o heterosexuales. La mujer tiene que vestirse de una manera y el hombre comportarse de otra forma y ahí radica el inicio de toda la violencia que vivimos en nuestro país.
No es solo una lucha de la comunidad LGTB; sino contra el machismo. Todos deberíamos estar en contra de eso. Si un hombre heterosexual quiere maquillarse, por qué no podría hacerlo, eso no tiene nada que ver con su orientación o identidad sexual.
- Romper los moldes no es fácil. No solo es ser drag, es una cultura. Lo que hace este documental es abrir una conversación. ¿Cómo piensas que tu trabajo puede conectar con mujeres y hombres que viven un infierno por no poder expresarse?
El Perú no es el primer destino para un artista internacional, sea de cualquier tipo o género. Hay artistas grandes que prefieren irse a Buenos Aires, Bogotá, Sao Paulo, pero Lima no existe. Son artistas de la comunidad que vinieron a hacer una parada estratégica acá, creo que ahí está el origen del furor que se generó. Una gran cantidad de gente se sintió de pronto identificada, escuchada.
Uno de los comentarios que me han dicho es “gracias por hacer la película en donde se ve a gente de la comunidad bailando, celebrando, festejando”. La representación también pasa por contar las distintas caras de las diversas personas. La comunidad está más representada, pero sigue teniendo los mismos temas; es decir, terminan siendo víctimas, terminan sufriendo, los papás los rechazan, hay mucha violencia, enfermedades, muertes. Siento que necesitamos más representaciones positivas.
Necesitamos relatos de que una persona homosexual, no binaria también puede ser feliz, libre.
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- Hacer este tipo de trabajos en el Perú es difícil. ¿Cómo se hizo?
Es paradójico porque sí, la pandemia nos retrasó en el estreno, pero me ayudó a terminar la película porque me dio tiempo para enfocarme. El problema es que, para mi película, no tienes financiamiento privado ni público tampoco, es una película que yo decidí hacer con la mía básicamente.
Hay cineastas en el Perú que hacen cine solos, autofinanciados, pero para hacer eso tienes que trabajar, sacarte la mugre haciendo otras cosas, ahorrar para hacer tu película y ese es el proceso que yo viví con “Invasión drag”. Claro, en medio de generar ingresos para hacer la película también tienes que encontrar el tiempo para terminar tu película y no lo tenía, pero la pandemia me lo dio a la mala.