Rosa Montero es una gladiadora de la escritura. Criba historias en el campo de la ficción, observa y cuestiona el orden del mundo a través de su columna periodística, indaga en sus entrevistas. Como dice Enrique Vila-Matas, “lo arriesga todo para que volvamos a creer en las relaciones entre realidad y lenguaje, en el poder de las palabras”. En ese afán, la escritora española publicará en agosto próximo su nueva novela, La buena suerte, con el sello Alfaguara.
Según los adelantos, la novela cuenta la historia de Pablo, un hombre que ha huido hacia un pueblo maldito, Pozonegro, un centro hullero donde todos, como él, guardan un secreto. Allí conoce a Raluca, una muchacha “luminosa, incompleta y algo chiflada”, que pinta caballos y que también tiene misterio propio. La escritora, a través de estos personajes, como que enfila una mirada al interior de los seres humanos.
La misma autora ha dicho: “La buena suerte habla del miedo a vivir, y de cómo aprender a perder ese miedo para llevar una vida más plena, más intensa. También sobre la falta de control del ser humano: todo se puede derrumbar de la noche a la mañana, pero, al mismo tiempo, siempre podemos jugar nuestras cartas, podemos buscar nuestra buena suerte. A pesar de que toca temas terribles, la novela está llena de luz y de sentido del humor, y nos enseña el enorme regalo que es la vida. Hay una frase de Lorenzo de Médici, un gran personaje del Quattrocento italiano, que lo explica muy bien: ‘Quien quiera estar contento, que lo esté. Del mañana no hay certeza’”.
Como dicen los editores, “esta novela habla del bien y del mal, y de cómo, pese a todo, el bien predomina. Es una historia de amor, de amor tierno y febril entre Raluca y el protagonista, pero también de amor por la vida. Porque después de cada derrota puede haber un nuevo comienzo, y porque la suerte solo es buena si nosotros decidimos que lo sea”.
Quizá esta novela sea, de algún modo, la contraparte de aquella columna que Rosa Montero publicó en el El País con el título “La maldita suerte”, en la que decía: “Siempre he pensado que la buena suerte no existe: la vida te la vas labrando con mil pequeñas decisiones cada día, con esfuerzo y con tenacidad de estalactita. Pero creo en la existencia de la mala suerte, porque hay muchísimas personas de talento que se dejan la piel y el alma como las que más en sus proyectos, y que, sin embargo, no consiguen salir adelante en sus vidas”.
Esperemos las gratas sorpresas de La buena suerte.
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