Alberto Salcedo Ramos. El cronista colombiano comenta Perdimos. ¿Quién gana la Copa de América de la Corrupción, selección de crónicas realizada por Martín Caparrós y Diego Fonseca.,Bogotá, EFE La idiosincrasia latinoamericana, magistralmente retratada en la literatura del realismo mágico, tiene también su lado oscuro, el “realismo trágico” de la corrupción, opina el cronista colombiano Alberto Salcedo Ramos, agudo observador de la realidad cotidiana. “Yo lo ubicaría en el realismo trágico, porque la corrupción está más emparentada con nuestras desgracias que con nuestro folclor”, dice en una entrevista con Efe Salcedo Ramos al comentar el libro Perdimos. ¿Quién gana la Copa América de la Corrupción?, escrito junto a otros 19 autores latinoamericanos. PUEDES VER Amigas publican libro “20 heroínas peruanas” que busca empoderar a las niñas [VIDEO] En el libro, editado por Planeta, Ramos (Barranquilla, 1963) y los demás coautores narran historias de corrupción de sus países de origen. “El verdadero motor de las democracias latinoamericanas es la corrupción, es lo que permite la gobernabilidad (...) así que como dice un dicho mexicano: ‘quien no transa no avanza’”, dice. El libro, editado por los escritores argentinos Diego Fonseca y Martín Caparrós, pretende hacer un recorrido por uno de los grandes problemas de América Latina a lo largo de 328 páginas y dar una mirada sobre esos “vasos comunicantes en la corrupción” de todos los países. A pesar de ello, se niega a pensar que la corrupción es inherente al ser humano porque, con ella, como menciona el título del libro, “todos perdemos”, y lo único que está por verse es quién gana con el fenómeno. El Premio Ortega y Gasset 2013 considera que en algunos “pequeños detalles” es donde se reconoce que “no tenemos remedio” como sociedad. Cree que el papel del periodismo frente al poder debe ser de “veeduría” y “control”. PUEDES VER Isabel Allende gana el Premio de Novela Histórica Barcino Por ello afirma que se ha “frivolizado” y “banalizado” el periodismo en los últimos tiempos y que “ha caído muy bajo”. “Los medios tienen que profundizar y llegar allá donde no llega ninguna red social. Y no tenerle miedo a ser de nicho, yo no creo que haya que seguir pensando en medios que sean para todo el mundo, yo creo que cada medio debe escoger a qué tipo de lector quiere merecerse”, manifiesta. Periodismo y espejo Señala que el oficio “lo pone a uno en un escenario en el que necesariamente tiene que ponerse en los zapatos del otro” y, al igual que la literatura, tiene el poder de poner “espejos” frente a las personas para que se puedan ver. “Los escritores de ficción hacen su trabajo con mucha frecuencia frente al espejo y los de no ficción hacen su trabajo saltando por la ventana y ocupándose de los que están allí afuera, eso me gusta de mi trabajo (...) acordándome de que yo no soy el único ser vivo de esta tierra, de que hay más gente allá afuera”, afirma. PUEDES VER Estadounidense Siri Hustvedt gana Premio Princesa de Asturias de las Letras El nuevo periodismo ha encontrado en los libros su refugio para seguir contando historias, como la de la llamada “bonanza marimbera” (1976-1985), sobre el origen del narcotráfico en el país que lo empujó a investigar en La Guajira colombiana, fronteriza con Venezuela, y que contará en su próximo libro. “Yo creo que ese periodismo ha ido mutando hacia los libros, porque en los medios clásicos ya no está encontrando espacio, entonces hemos vuelto a algo que nos ha caracterizado durante gran parte de nuestra historia, el exilio”, dice.