El Big Bang o la gran explosión dio origen a toda la materia del universo. Eso nos explican las enciclopedias de ciencia hasta ahora, pues es la teoría más aceptada. Sin embargo, puede existir otra posibilidad: ¿y si el cosmos nunca tuvo un inicio y tampoco llegará a su final? Esta nueva propuesta, que remece los cimientos de las convenciones humanas, proviene del físico Bruno Bento, de la Universidad de Liverpool, y Stav Zalel, del Imperial College de Londres.
Para ello, es necesario deshacernos de la singularidad del Big Bang y aceptar que el universo no empezó hace 13.800 millones de años, como se estima actualmente, sino que el tejido del pasado y del futuro sería infinito, un concepto difícil de comprender sobre todo al hacer el ejercicio de liberarnos del conocimiento popular.
La singularidad es un punto con densidad infinita que los cosmólogos citan siempre para referirse a las zonas donde las propiedades físicas pierden todo el sentido. Por ejemplo, el físico-matemático Roger Penrose, a los 34 años y tras la muerte de Einstein, descubrió que el colapso de una estrella podría dar como resultado una singularidad, la cual fue nombrada agujero negro dos años después.
Otro ejemplo de singularidad sería el principio del universo según la teoría del Big Bang, donde todo lo que existe estaba comprimido en un solo punto hasta que se liberó y marcó el inicio del espacio y el tiempo, ambos entrelazados en un solo: el espacio-tiempo.
Historia del universo desde el Big Bang. Fuente: NASA.
En un estudio preliminar publicado en la plataforma de Arxiv, se señala que para indagar qué hubo antes del Big Bang, “debemos recurrir a la gravedad cuántica” o teoría de conjuntos causales, en la cual el espacio y el tiempo se descomponen en unidades fundamentales y no son tomados en cuenta como una gran realidad.
En otras palabras, la gran explosión solo habría sido una parte de la evolución de la materia, eliminando así el concepto incómodo de singularidad, según los investigadores.
Visto de ese modo, la teoría de conjuntos causales ya no considera al espacio-tiempo como un todo, sino como fragmentos o átomos. Entonces, habría límites estrictos entre unos eventos y otros.
Por ejemplo, si miramos la pantalla de una computadora a simple vista, parece fluida y continua, es decir, es un tapiz donde se concentra toda la realidad como el espacio-tiempo que todos conocemos. Pero si observamos dicha pantalla con una lupa, vemos que en realidad esa concentración es ilusoria porque hay píxeles que dividen todo. “Es imposible juntar dos imágenes en tu pantalla más cerca que un solo píxel”, expuso el astrofísico Paul Sutter para Livescience.
El espacio-tiempo estaría formado por fragmentos, eso le da infinidad de posibilidades de desarrollo cosmológico. Para comprenderlo mejor, se utilizan los pixeles. Foto: Oxígeno
En ese sentido, la materia no se puede comprimir en puntos que sean más pequeños que un átomo del espacio-tiempo. Por tanto, no podría existir una singularidad como la que desencadenó el Big Bang.
“Clásicamente hablando, un conjunto causal crece de la nada al universo que vemos hoy. En nuestro trabajo, en cambio, no habría Big Bang como un comienzo, ya que el conjunto causal sería infinito para el pasado, por lo que siempre hay algo antes”, explicó Bento.
El experto Bruno Bento indicó que este argumento se demuestra en un marco posible y matemáticamente factible. ¿El enfoque causal permitirá convivir con otras teorías físicas? ¿Llegarán a una conciliación? Queda por ver si este nuevo contendor le gana la batalla a la teoría del Big Bang.