En el Parque Nacional de White Sands, Nuevo México (EE. UU.), un grupo de investigadores localizó la pista de huellas fósiles humanas más larga jamás descubierta. Según detallaron en el estudio publicado en Quaternary Science Reviews, se trató de una travesía realizada por dos personas hace 13.000 años: una mujer adulta y un niño menor de 3 años.
La longitud de este viaje alcanzó el kilómetro y medio a lo largo del lecho seco del lago Otero. Según explicó un comunicado del Parque Nacional, estas huellas contaron una historia que puede parecer familiar hoy en día: una mujer que caminó todo ese trayecto y las huellas de un niño pequeño que aparecían ocasionalmente junto a las suyas. En ciertos tramos, las huellas se ensancharon y se deslizaron en el barro con un peso adicional. Por ello, determinaron que la mujer cargó al niño por momentos.
Por la forma de las marcas constataron que el suelo estaba mojado y resbaladizo. Además, el trayecto se hizo de forma apresurada, a 1,7 metros por segundo. Los investigadores notaron que los pares de huellas retornaban por el mismo camino, lo que indicó que el viaje fue de ida y vuelta.
Huellas descubiertas en el lecho seco del Lago Otero. Foto: NPS
“Las pistas del regreso a casa tienen una forma menos variada y estrecha. Incluso podríamos sugerir que la superficie probablemente se hubiera secado un poco entre los dos viajes”, explicaron los autores en un artículo publicado en The Conversation.
No estaban solos. Caminaron entre especies de megafauna que poblaban la zona en aquella época. Las huellas fosilizadas revelaron que un perezoso gigante, de aproximadamente cuatro metros de altura, y mamuts de casi cinco metros se cruzaron con estas personas. Las huellas del enorme perezoso indicaron que se paró sobre sus patas traseras, probablemente interesado en nuestros ancestros.
“Las huellas cuentan una gran historia. ¿Qué estaba haciendo este individuo solo y con un niño moviéndose tan deprisa?”, se preguntaron. Una posible explicación, según ellos, fue que seguramente la mujer se dirigía hacia un lugar en el que le esperaba una cálida acogida o un tipo de ayuda por parte de su familia o su grupo.
“¿Estaba enfermo el niño? ¿O se lo estaban devolviendo a su madre? ¿Llegó una tormenta rápidamente y tomó por sorpresa a la madre y al niño? No tenemos forma de saberlo y es fácil dar paso a especulaciones de las que tenemos pocas pruebas”, concluyeron.
Con información de Europa Press.