El Partido Socialdemócrata (PSD), de la coalición gobernante, se encamina a una victoria en las elecciones legislativas en Rumania, pero la extrema derecha registra importantes avances, según resultados casi finales divulgados la mañana del lunes.
Con más de 96% de los votos contados, el PSD, que gobierna junto a los liberales este país miembro de la Unión Europea (UE) y de la OTAN, obtiene 23,5% de los votos, por delante de las demás formaciones.
Sin embargo, la suma de votos de todos los partidos de ultraderecha alcanzó 30%, frente a menos de 10% en los comicios anteriores, de 2020.
De mantenerse la tendencia, se augura un Parlamento fragmentado y difíciles negociaciones para formar un gobierno.
Estos comicios se realizan entre las dos vueltas de la elección presidencial.
En la primera ronda, del 24 de noviembre, el país se vio conmocionado por la victoria del candidato ultraderechista Calin Georgescu, un simpatizante del presidente ruso, Vladimir Putin, en medio de sospechas sobre la fiabilidad de esos comicios.
Las autoridades apuntaron hacia una posible influencia rusa en este país limítrofe con Ucrania y al papel de la plataforma TikTok. El Tribunal Constitucional ordenó recontar los votos y el proceso se prosigue.
"Los rumanos enviaron una señal importante a la clase política", declaró tras la publicación de los primeros sondeos de este domingo el primer ministro socialdemócrata Marcel Ciolacu, eliminado el pasado domingo de la carrera presidencial.
Según él, el mensaje enviado es que los rumanos quieren mantenerse en la vía europea, "pero también proteger nuestra identidad y nuestros valores nacionales".
En estas legislativas, la ultraderecha se presentó dividida en varias formaciones que tienen en común su oposición al apoyo brindado por la UE a Ucrania para enfrentar la invasión rusa, en nombre de la "paz", así como la defensa de los "valores cristianos" en este país de 19 millones de habitantes.
La tasa de participación fue de 52%, la más elevada en dos décadas.
Desde la caída del comunismo en 1989, ninguna fuerza política había tenido un crecimiento similar al de la ultraderecha en estos comicios, marcados por las dificultades económicas y por la guerra en el país vecino.
George Sorin, un economista de 45 años, votó por un partido nacionalista.
El Parlamento actual "no hizo más que servir los intereses de Ucrania, aprobando una serie de ayudas sin explicar nada" y olvidándose de "los [intereses] de Rumania", afirmó, criticando asimismo "el servilismo" hacia Bruselas.
En el bando proeuropeo, el partido de centro USR, cuya dirigente Elena Lasconi se calificó para la segunda vuelta de las presidenciales, obtuvo un 15% de los votos, al igual que los liberales.
El presidente rumano, Klaus Iohannis, afirmó que estas elecciones son "cruciales para el rumbo de Rumania en los próximos años".
Seguir siendo "un país de libertad, [...], una nación europea moderna" o "caer en un aislamiento nefasto y reconectar con un pasado sombrío", esa es "la elección existencial a la que nos enfrentamos hoy", advirtió.
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