SpaceX se prepara para el próximo vuelo de prueba de su megacohete Starship este martes, que tendrá como testigo privilegiado del espectáculo al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en una clara muestra de su alianza con Elon Musk.
Se trata del segundo intento de la compañía para demostrar su gran capacidad técnica: utilizar unos brazos mecánicos, bautizados como "palillos", con los que puede atrapar en el descenso al propulsor del Starship desde su plataforma de lanzamiento, reafirmando su liderazgo en la reutilización de cohetes.
"Fue algo hermoso de ver", dijo Trump en su discurso de victoria la noche de las elecciones, relatando la hazaña de SpaceX el último 13 de octubre.
Un portavoz de Trump compartió un video en la red social X del presidente electo abordando un vuelo a Texas, con destino a la Starbase de SpaceX en Boca Chica.
La ventana de lanzamiento de treinta minutos se abre a las 16H00 locales (22H00 GMT).
Musk, fundador y director ejecutivo de SpaceX, ha estado constantemente presente al lado de Trump desde la victoria del republicano, acompañándolo en una reunión con el presidente argentino Javier Milei e incluso en una pelea de la UFC.
Tras haberlo designado como codirector del "Departamento de Eficiencia Gubernamental", la decisión de Trump de visitar los dominios de Musk es una nueva señal del creciente vínculo entre el dúo multimillonario, que ha suscitado suspicacias sobre posibles conflictos de intereses dados los lucrativos contratos de SpaceX con la NASA y el Pentágono.
El lanzamiento del martes marca el cambio más rápido entre vuelos de prueba para el cohete más poderoso del mundo, un coloso de acero inoxidable de 121 metros de altura, fundamental para la ambición de Musk de colonizar Marte y hacer de la humanidad una especie multiplanetaria.
La NASA también cuenta con una versión especializada de Starship para transportar astronautas a la superficie lunar a finales de esta década, bajo su programa Artemis.
También será ocasión para demostrar si la primera captura del cohete de SpaceX fue precisión o pura casualidad, sobre todo después de que Musk, tal vez sin proponérselo, reveló que aquel vuelo estuvo cerca del desastre.
En un clip publicado en X que muestra sus habilidades en el videojuego "Diablo IV", los fanáticos con oído agudo captaron a un empleado informándole que el cohete Super Heavy estuvo "a un segundo" de una falla del sistema que podría haber significado una catástrofe.
Se trata del sexto vuelo de prueba de esta nave. Si todo sale como está planeado, el cohete rugirá de regreso, creando explosiones sónicas a medida que se acerca a la torre de lanzamiento.
Allí, un par de brazos mecánicos se extenderán para atraparlo, alrededor de ocho a diez minutos después del despegue.
La parte superior que se desprende del propulsor del Starship realizará una órbita parcial alrededor de la Tierra, volverá a entrar en la atmósfera y aterrizará en el Océano Índico poco más de una hora después, pero esta vez a la luz del día, lo que proporcionará imágenes más claras para el análisis.
Los hitos clave incluyen volver a encender los motores Raptor de Starship por primera vez en el espacio y probar nuevos materiales de protección térmica.
Con el doble de empuje que los cohetes Saturno V que impulsaron las misiones Apolo, Starship es el cohete más poderoso que existe. Musk ya ha adelantado que su sucesor, Starship V3, será "tres veces más potente" y podría emprender el vuelo en un año.
El vuelo se produce en un momento en el que Musk celebra la victoria electoral de Trump el 5 de noviembre, tras haber hecho una extensa campaña para el retorno del líder republicano, además de haber donado sumas asombrosas de su propia fortuna a la causa.
Su lealtad dio frutos. Musk ha sido elegido para codirigir un nuevo "Departamento de Eficiencia Gubernamental" (DOGE, por sus siglas en inglés), un descarado guiño a la criptomoneda dogecoin que a Musk le encanta promover.
Eso, a su vez, ha generado preocupaciones de que Musk pueda participar en "self dealing" (transacciones en beneficio propio), y cruzar la línea entre ser un miembro del gobierno y un titán corporativo.
Los críticos temen que pueda influir en las decisiones regulatorias para beneficiar a sus seis empresas, incluida SpaceX y su destacado programa Starship.
SpaceX no ha evitado hacer frente a los obstáculos regulatorios percibidos. Antes del quinto vuelo, la empresa criticó duramente el proceso de concesión de licencias, culpando de los retrasos a cuestiones "frívolas" como una revisión ambiental.
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