Presente griego. Un monumento para no olvidar la creciente influencia brasileña. Exportadores y empresarios de turismo apuestan por la Marca Perú, Pero en palacio de gobierno insisten en hacer del Perú el patio trasero de los brasileños. Aquí, una breve historia comparativa. Roberto Ochoa B. El 4 de abril de 1922 se puso la primera piedra del Cristo Redentor del Corcovado en el marco de las celebraciones por el centenario de la independencia brasileña. Nueve años después, el 12 de octubre de 1931, fue inaugurado luego de una movilización ciudadana que incluyó aportes privados y hasta las limosnas en las iglesias cariocas. Su costo fue equivalente a dos millones de dólares, financiado con el aporte entusiasta de las autoridades y pobladores –ricos y pobres– de Río de Janeiro. El 10 de junio del 2011, el presidente Alan García anuncia la construcción del Cristo del Pacífico, copia fiel del Redentor del Corcovado, en una zona restringida del Morro Solar. El anuncio lo hizo luego de la debacle electoral de su candidata y con solo cuatro congresistas elegidos –una de ellos declarada fujimorista–. Dijo que fue financiado por la transnacional Odebrecht, una empresa brasileña que fue expulsada de Ecuador por la estafa en la construcción de una hidroeléctrica, y cuestionada en el Perú por irregularidades en el megaproyecto de Olmos. El mismo día del anuncio presidencial, Odebrecht recibió la buena pro para construir el tramo 2 del tren eléctrico. El Cristo Redentor del Corcovado es una de las obras más representativas del denominado art decó. Mide 38 metros (como un edificio de quince pisos) 30 de la imagen y 8 del pedestal. Pesa más de 600 toneladas y está ubicada a 700 metros de altura sobre la bahía de Río de Janeiro. Un entorno natural de gran impacto paisajístico. Su ubicación y su diseño merecieron amplios debates ciudadanos. Finalmente todo quedó en manos del ingeniero Heitor da Silva Costa y del artista plástico Carlos Oswald. El artista Paul Levandosky esculpió en París las manos y el rostro. Su instalación es considerada un milagro de la ingeniería brasileña. La enorme imagen está revestida con pequeñas planchas de un granito especial que la protege de los rayos. Esta piezas fueron elaboradas por miles de mujeres en las capillas de toda la ciudad. El Cristo del Pacífico mide 22 metros y es de un plástico resinoso que permite cierta transparencia. Su mantenimiento (más de 30 mil soles mensuales) lo tendrán que pagar los vecinos de Chorrillos. Se puede ver desde varios distritos de Lima cuando la niebla lo permita. La imagen también tiene los brazos abiertos como sosteniendo las decenas de antenas ubicadas en el cerro vecino. De noche cambia de color como las imágenes que decoran los casinos de Las Vegas. El día de su inauguración, cientos de fujimoristas exigieron el indulto a Fujimori. El Cristo Redentor del Corcovado integra la exclusiva lista de las ‘Siete maravillas del mundo moderno’. Es el ícono de Río de Janeiro y de todo Brasil (tradición, religiosidad, paisaje, arte, mar y modernidad) y uno de los destinos turísticos más visitados del mundo. El Cristo del Pacífico mereció la bendición de monseñor Cipriani, la apurada autorización del alcalde de Chorrillos y la patética justificación legal del ministro de Cultura. Católicos, evangélicos, ateos y agnósticos cariocas adoran y celebran a su Cristo Redentor, como una muestra de amor al mundo. Hasta los narcos y sicarios le imploran cuando son detenidos en la favelas cariocas. El Cristo de Alan fue rebautizado por los limeños. “Cristo del Gordovago”, “Cristo de la Corrupción”, “Cristo del Indulto”. Yo me quedo con el “CristoDelorobado”.