Turismo

Los Andes del Norte: un singular destino para las aves

En el extremo norte del Perú, entre los departamentos de Piura y Cajamarca, habita alrededor del 25% de las aves registradas a nivel nacional.

La gran cantidad de aves atrae al turismo vivencial. Foto: NCI
La gran cantidad de aves atrae al turismo vivencial. Foto: NCI

En el extremo norte del Perú, justo al límite con Ecuador, entre los departamentos de Piura y Cajamarca, habita alrededor del 25% de las aves registradas a nivel nacional. Diversos investigadores, estudiantes, ornitólogos y, aficionados a la observación de aves, llegan hasta la zona para sumergirse en el bosque durante días, acompañados de su carpa, guarniciones básicas, binoculares y cámara para captar a todas las casi 500 especies de aves que hay en el lugar.

Sigilosos, pacientes y con mucha concentración, se dejan llevar por el llamado canto de las coloridas tangaras, atrapamoscas o las muy raras “tapaculos”, que solo se observan en los Andes del Norte. Cada visitante tiene un objetivo diferente, pero la mayoría apunta a la gran diversidad de aves, entre ellas amenazadas y endémicas.

El colibrí calzadito reluciente es una de las especies que habita en esta zona. Foto: NCI

El colibrí calzadito reluciente es una de las especies que habita en esta zona. Foto: NCI

Visita de especialistas

En una reciente visita a los Andes del Norte, Fernando Angulo, investigador del Centro de Ornitología – Corbidi comenta que, atraído por la biodiversidad de la zona, planifica una ruta de aves para octubre, junto a Daniel Lane, investigador asociado de museo de historia natural de la Universidad de Louisiana (LSU) y guía de Field Guides. Además de Piura y Cajamarca, incluye el departamento de Lambayeque.

Señala que especies como el matorralero de nuca pálida (Atlapetes pallidinucha), el cola de cardo murino (Asthenes griseomurina) o el churrete de ala castaña (Cinclodes albidiventris) son algunas de las aves que se observan en los Andes del Norte, por ser un ecosistema único.

Tanagara coronidorada (Iridosornis rufivertex) es una importante especie de ave en este ecosistema. Foto: NCI

Tanagara coronidorada (Iridosornis rufivertex) es una importante especie de ave en este ecosistema. Foto: NCI

El ornitólogo mencionó que espera volver pronto a la zona y que durante su última visita por fin logró ver a especies como el zorzal ventricastaño (Turdus fulviventris), ruiseñor barbudo (Eubucco bourcierii), musguero de anteojos (Siptornis striaticollis), guadañero estriado (Campylorhamphus pusillus) y el frutero cabecidorado (Iridosornis rufivertex).

Más que aves

El biólogo Elio Núñez Cortez, especialista de Naturaleza y Cultura Internacional, indicó que en la zona también se registran especies de interés científico y ambiental como el tapir de montaña (Tapirus pinchaque), oso de anteojos (Tremarctos ornatus), coto mono (Alouatta seniculus), árbol de la quina (Cinchona officinalis) y hasta romerillo (Podocarpus oleifolius).

Núñez Cortez resaltó la importancia que cumplen las especies que viven en los Andes del Norte para mantener el ciclo biológico del ecosistema. Sobre todo, por contribuir con el buen estado de los bosques montanos y páramos que proveen de agua a las cuencas hidrográficas Chira, Chamaya y Chinchipe.

La unión hace la fuerza

Los Andes del Norte del Perú son un refugio de vida silvestre que permite al hombre reencontrase con la naturaleza. Sin embargo, cada día se enfrenta a amenazas antrópicas como la expansión de la agricultura, ganadería y quema, principalmente.

En alianza con Naturaleza y Cultura Internacional, los gobiernos locales, regionales y nacional, las comunidades desarrollan iniciativas de conservación para convertir sus vulnerables territorios en espacios de conectividad biológica.

Elio Nuñez explicó que, hasta la fecha, se ha logrado proteger 150.000 hectáreas de páramos y bosques montanos entre Piura y Cajamarca, en territorios de diversas formas que juntos dibujan un gran paisaje que Naturaleza y Cultura Internacional denomina Mosaico de los Andes del Norte.

Es en este lugar, las comunidades se proyectan para formar una ruta de aves como parte del turismo vivencial que permita a los turistas entender el impulso por conservar y conectar los ecosistemas. Además, de conocer y disfrutar del singular paraíso de aves que alberga los páramos y bosques montanos del norte del Perú.