Documento fue hecho público hoy por la mañana.Avance,UNA PROMESA DE CAMBIO DEFRAUDADA Y LA CONTINUIDAD NEOLIBERAL Me dirijo al pueblo peruano en general y al Cusco en particular, especialmente a los jóvenes, que sienten que ya no podemos seguir tolerando las inaceptables injusticias que persisten en nuestro país. En esta perspectiva, quiero unir mi voz a aquella ciudadanía que votó por el proyecto del PNP-Gana Perú en las elecciones del 2011 como una forma de afirmar la democracia contra la mafia que usurpó el poder en la década del noventa, así como contra la mala herencia que nos ha dejado, sobre todo, en las formas de relacionarse con el pueblo y sus organizaciones. A casi un año de gestión del actual gobierno, quiero expresar mi profunda decepción por su actual orientación y comportamiento. El gobierno ha seguido una senda que lo ha alejado progresivamente de los objetivos y de los principios de la Gran Transformación, y en muchos aspectos, también de la Hoja de Ruta. Hemos pasado de la promesa de un Ollanta Humala que declara en la plaza Dos de Mayo el día de su elección que “su único jefe es y será el pueblo peruano” y que se compromete a realizar cambios profundos, a un gobierno que continúa el modelo neoliberal. Un modelo primario exportador que no genera desarrollo intercultural y democrático, ni mercados locales articulados, que mantiene la precarización del trabajo y que defiende los intereses de los grupos de poder económicos, entre los que destacan los intereses de las industrias extractivas, las cuales imponen sus proyectos sin licencia social y afectan gravemente ecosistemas valiosos. CRIMINALIZACIÓN DE LA PROTESTA Y VULNERACIÓN DE LA INSTITUCIONALIDAD DEMOCRÁTICA Mantener el modelo económico neoliberal significa pues imponerlo, y eso deviene en conflictos sociales que el gobierno ha venido enfrentando brutalmente con la represión de la protesta social. Encabeza el actual gabinete una persona que declara admirar al dictador Alberto Fujimori y tenemos como Ministro del Interior a un oficial retirado del Ejército que firmó la “deshonrosa acta de sujeción” de Montesinos. Esto configura un régimen que ya viene siendo caracterizado como “minero-militar”. El premier Valdéz carga con la responsabilidad política de muertos, heridos y de detenciones humillantes y arbitrarias de autoridades locales como el alcalde Mollohuanca y de miembros de instituciones de defensa de los derechos humanos que actuaban para evitar la violencia durante el conflicto. Este es un patrón de comportamiento instaurado por gobiernos anteriores que se repite en cuanto conflicto social se produce. Esta política es opuesta a la promesa de diálogo, de justicia social y de dar prioridad a procesos de construcción de un Estado Social de Derecho y de una nueva institucionalidad socio-ambiental que garanticen los derechos de las personas y los pueblos, como por ejemplo el ordenamiento territorial, que fue uno de los principales compromisos del Presidente. El país debe saber que las demandas de los pueblos son justas y que se originan en un malestar genuino, no en “informes” o “azuzadores”. La represión como un resorte automático frente a las demandas populares genera más resistencia de la gente, cayendo en un círculo vicioso. No obstante, condenamos tajantemente todo tipo de violencia venga de donde venga. Es necesario que las organizaciones sociales, la sociedad civil y todos los sectores que expresan su malestar por la imposición de las industrias extractivas se manifiesten de forma democrática, organizada y pacífica. Ni un muerto más, ni civiles ni personal policial. ¡Ni un muerto más! Hago un llamado a defender la vida con la vida, no con la muerte. LA GRAN TRANSFORMACIÓN SÍ ES POSIBLE He sido consecuente y leal como militante fundadora del Partido Nacionalista Peruano y he impulsado el trabajo partidario de sus bases en mi región, el Cusco. En la tarea de congresista que me encomendó el pueblo del Cusco he trabajado con esfuerzo y dignidad. Dan cuenta de esto mis iniciativas legislativas en materia de consulta previa y de fortalecimiento de la institucionalidad socio-ambiental que el país requiere con dramática urgencia. He tratado de expresar mis cuestionamientos y preocupaciones respecto de lo que aprecio como un rumbo equivocado del gobierno en reuniones y conversaciones con militantes y con dirigentes del partido. Constato que mi voz de alerta no ha sido escuchada y que, para serlo, debe sumarse al clamor popular, con claridad y transparencia. No he sido yo quien se ha alejado de los principios del partido, no he sido yo quien los ha traicionado, más bien, por actuar consecuentemente, he sido víctima de una campaña de mentiras que los grupos de poder, los medios han montado en mi contra, con el asentimiento del Ejecutivo. En estas condiciones, he tomado la difícil decisión de renunciar a mi condición de militante del PNP y a mi condición de integrante de la bancada del Partido en el Congreso de la República. Creo que los millones de votos que obtuvo la alianza PNP-Gana Perú, y los otros millones de peruanos que votaron contra el fujimorismo y el neoliberalismo sin ser nacionalistas, requerimos de una nueva expresión política. Estas peruanas y peruanos no están siendo escuchados, ni representados por el gobierno. Por ello, asumo desde este momento la misión de ser una oposición democrática, popular y dialogante, que realizaré en coordinación y en respuesta a las demandas de los que me eligieron y de todos los sectores sociales que exigen respeto a sus legítimos derechos. El Perú urge de una gran transformación. Mi compromiso y mis esfuerzos antes, ahora y siempre van en ese sentido. Agradezco el respaldo de sectores de la bancada PNP-Gana Perú y del Partido Nacionalista Peruano en esta compleja coyuntura, porque sé que no es solo un apoyo personal, sino también un respaldo a las luchas populares y una afirmación de los principios que nos unieron y nos seguirán uniendo. Me sumo a todos aquellos que siguen creyendo que otro Perú es posible, con solidaridad, justicia y paz social. Verónika Mendoza Congresista de le República