Paula Távara: “Lo que más preocupa de Pedro Castillo es si va a tener la capacidad de gestionar el Estado”
Entrevista a la politóloga de la Pontificia Universidad Católica del Perú, quien prevé que las relaciones entre Ejecutivo y Parlamento serán tensas.
Pedro Castillo asumirá el gobierno en tres días y las dudas sobre él y lo que quiere hacer persisten. Paula Távara, politóloga de la PUCP, reflexiona sobre diferentes asuntos: el papel de Vladimir Cerrón, la relación que se podría desarrollar entre el Ejecutivo y el Legislativo y la posibilidad de una Asamblea Constituyente.
A días de que asuma la presidencia, ¿qué es lo que más te preocupa de Pedro Castillo?
Lo que más preocupa de Castillo es si va a tener la capacidad de gestionar el Estado. Esa capacidad de gestionar será la que permita cumplir con las promesas y que logre ir aminorando el temor…
Las dudas.
La incertidumbre de una parte de gente que aunque no necesariamente lo mira con malos ojos, no sabe qué va a pasar. Si no gestionas, puedes terminar tus primeros cien días en el poder sin nada por anunciar.
¿Y te preocupa como otros el factor de Vladimir Cerrón?
Sí, claro. Según la encuesta del IEP, el 85% no quiere que Cerrón participe en el nuevo gobierno, sin embargo, él intenta mostrar su liderazgo. A Castillo se le trasladan las características negativas que se perciben en Cerrón. Por ejemplo, según IEP hay un 31% de personas que ven en Castillo a un autoritario, aunque si lo pensamos bien, él no ha dado señales de serlo.
Se pide que Castillo deslinde de Cerrón. ¿Es realista eso? ¿Un presidente que recién empieza puede pelearse con el fundador del partido que lo llevó al poder y perder parte de su apoyo legislativo? Podría terminar siendo presa de cualquier iniciativa de vacancia.
Esto que voy a decir es impopular: hay un tema que tiene que ver con la necesidad de entender la democracia. Cerrón nos puede disgustar, tener casos de corrupción, ser un radical, pero es el secretario general de su partido y en cualquier lugar del mundo quien ejerce un puesto así no necesariamente ocupa un cargo de gobierno…
Sí puede ejercer algún nivel de influencia.
Participa de la mirada de país. Es más, normalmente es el secretario general de un partido el que candidatea a la presidencia, aunque para Cerrón eso era imposible. Quizás por eso le cuesta tanto hacerse a un lado, porque se veía en el lugar que hoy ocupa Castillo. Hay que entender que en democracia, mientras este señor no esté preso, es el líder del partido de gobierno.
¿Cómo hacemos, entonces, para convivir entre el rechazo casi generalizado que provoca Cerrón y la necesidad de Castillo de contar con Perú Libre (PL) para no exponerse, por ejemplo, a una vacancia?
En esa lectura de la realidad, posiblemente tendrían que hacerse pactos internos en PL. Quizás conversar sobre algunos proyectos de ley que al partido le interese promover, reunirse cada tantos meses, y que a cambio Cerrón cierre su cuenta de Twitter, o que limite sus intervenciones. Es decir, un pacto que derive en disminuir el papel que un secretario general normalmente tiene. Y eso sería también algo estratégico para el propio PL, que podría terminar beneficiándolo.
Porque se exponen menos.
Exacto. En PL resulta estratégico entender que si Cerrón participa todo el tiempo pueden perder el gobierno en algún momento, con mayor facilidad. Si tienen una mirada de largo plazo -de completar su periodo o de volver al poder- no creo que deseen algo así. El asunto es si Cerrón puede entenderlo. Hay un tema de ego ahí también.
Lo creo, sí. Es lo más probable.
Si no hubiera un factor de ego, quizás ya Cerrón se hubiera puesto un poco más al lado.
De acuerdo con el IEP, el 58% de los ciudadanos está a favor solo de algunos cambios en la Constitución. ¿Eso podría hacer retroceder el planteamiento de una Asamblea Constituyente?
Ya ha habido un retroceso en el planteamiento original, en la medida de que Castillo y otras personas cercanas a él han dicho que lo de la asamblea no será parte de un primer impulso, si no que la prioridad es atender la pandemia. Claro, en el discurso del 28 de julio puede hablar de un referéndum. O quizás puede dilatar un poco el tiempo, para ver si una mayor parte de la población se convence de que es necesaria una nueva Constitución.
O podrían plantearse reformas de fondo sin tener que elaborarse una nueva Constitución.
Correcto. Lo que pasa es que estamos poco dados a la imaginación. Podrías promover grandes acuerdos con participación de las regiones y que estos se presenten en forma de proyectos de reforma al Congreso. Con ese respaldo social sería más complicado que sean rechazados. Quiero decir, hay salidas para cumplir las promesas de campaña sin ir en contra de lo que la gente, en estos momentos, desea.
¿Cómo piensas que será la relación entre el Ejecutivo y el Congreso? Al menos en estos primeros meses.
Tensa. De un lado, porque hay posiciones políticas marcadas en las bancadas de izquierda y derecha. Del otro, las elecciones municipales están cerca, a poco más de un año, y eso puede hacer que la derecha quiera marcar sus posiciones. Para decirlo de esta forma, no vamos a dejar de estar en campaña, más aún con un liderazgo como el de Rafael López Aliaga, que ha dicho que será candidato a Lima. ¿Y qué necesita él? Que no se olviden ni de él ni de su partido. Si se pone cooperativo, no necesariamente mantendrá su respaldo.
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