Papelones de los congresistas del Cusco
Mala representación. Salvo algunas excepciones, cusqueños elegidos como congresistas destacaron por borracheras, escándalos y abusos. En leyes no dieron fuego.
José Víctor Salcedo
El 11 de abril de 2021 elegiremos a 130 nuevos congresistas. Cinco representarán a Cusco. En los últimos 20 años, la representación cusqueña desempeñó una labor deficiente y cuestionable. La mayoría de congresistas electos destacó por estar involucrados en escándalos y haber cometido delitos. Hay excepciones, pero muy pocas.
Hijos de la noche
Los ex congresistas José Taco Llave (2001-2006) y Rubén Coa Aguilar (2011-2016) fueron captados borrachos. Taco, elegido por Perú Posible, protagonizó en 2005 un incidente, junto con miembros de su seguridad, en Lima. Fue inhabilitado por siete días y sin goce de haber. También fue acusado de haber falsificado firmas para ser secretario general de Perú Posible.
PUEDES VER: Cusco: destruyen pista de aterrizaje clandestina de casi 1 km usada por narcotraficantes [VIDEO]
Mientras que el nacionalista Coa armó un escándalo en estado de ebriedad en una discoteca del Cusco una madrugada de octubre de 2011. El Congreso, de mayoría nacionalista, rechazó el pedido de la Comisión de Ética para suspenderlo 30 días sin goce de haber por el escándalo.
Trío de vergüenza
El Congreso disuelto tuvo más sombras que luces. El 4 de abril de 2018, el congresista de Alianza Para el Progreso (APP), Benicio Ríos, pasó a la clandestinidad, porque el Poder Judicial confirmó una sentencia de siete años de prisión por colusión agravada, cometido cuando era alcalde de Urubamba. Ríos, pese a que estaba siendo buscado, seguía cobrando su sueldo de S/ 15 600. Hoy cumple prisión.
En ese grupo estuvo el acciopopulista Armando Villanueva, quien apoyó a Fuerza Popular y el Apra en la suspensión del presidente Martín Vizcarra y estuvo en el besamanos de Mercedes Aráoz. Mientras que la fujimorista Nelly Cuadros fue denunciada por usar un vehículo estatal para hacer campaña a favor de un candidato en 2018.
Los aprovechados
Ahora último, en plena pandemia, los congresistas Rubén Pantoja Calvo (UPP), Matilde Fernández Flores (Somos Perú) y Juan de Dios Huamán Champi (Frepap) se aprovecharon de un vuelo humanitario para retornar a Cusco. Pantoja favoreció a 11 familiares suyos. El vuelo había sido gestionado para trasladar a población vulnerable que no contaba con recursos para solventar su estancia en Lima. Los tres son investigados por la Comisión de Ética.
Los abusivos
La lista de congresistas indecorosos es larga. El nacionalista Víctor Mayorga (2006 - 2010) fue acusado por un trabajador de su despacho congresal por haberle obligado a planchar sus camisas y recortarle el sueldo. Isidro Villa dijo que debía entregarle 500 soles cada mes.
Mientras que el nacionalista Agustín Molina (2011 – 2016) fue acusado por obligar a sus asistentes en el Congreso a entregarle parte de su sueldo: 2000 soles mensuales y 4000 en Fiestas Patrias y Navidad. Otra denuncia contra Molina fue hacer pasar a un trabajador de su hotel de la avenida El Ejército en la Ciudad Imperial como su coordinador parlamentario.
ENFOQUE
Alberto García Campana
¿MERECEMOS LOS CONGRESISTAS QUE TENEMOS?
Cuando la frustración y el desencanto samaquean a los electores, siempre hay alguien que nos recuerda que “cada pueblo tiene el gobernante que se merece”. Pero, ¿realmente los cusqueños merecemos los congresistas que tenemos?
Desde 1980, los diputados y senadores primero y los congresistas después, se han tambaleado entre la intrascendencia y el escándalo. Las excepciones pueden contarse con los dedos de la mano, pero es innegable que después de cada período congresal, los representantes por Cusco han cosechado el reclamo e incluso el repudio de quienes los eligieron.
Pero, ¿por qué casi siempre los cusqueños elegimos mal? Probablemente porque eso es lo que nos ofrecen los partidos y las alianzas electorales, y entonces decidimos votar por algunos con esta lógica perversa: aunque sea que no trabajen, pero por lo menos que no nos llenen de vergüenza.
Si los partidos nos ofrecieran un mejor menú, tal vez podríamos elegir mejor.