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Política

Mateo Prochazka: “La curva ya no se va a aplanar más de lo que se aplanó con las medidas de control”

A pocos días de que se empiecen a liberar algunos sectores económicos –previa aprobación de los protocolos correspondientes–, el médico epidemiólogo Mateo Prochazka conversa con La República sobre los resultados que se han podido observar hasta ahora con la cuarentena y sobre lo que puede venir en el futuro.

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Mateo Prochazka

Se van a empezar a liberar ciertos sectores económicos. ¿Es el momento adecuado?

Cuando analizamos la situación del Covid en el Perú, hay dos tiempos bien claros: la transmisión previa al establecimiento de las medidas de control, más o menos hasta el 20 de marzo, en donde tenemos un crecimiento rápido. Y luego de eso empezó la cuarentena, una medida estricta que produce un cambio en la pendiente de la curva que desacelera la transmisión pero no la detiene por completo. Esta nueva tendencia ha sido constante a través de los martillazos que, en realidad, no es que sean varios…

¿Es un solo martillazo?

Es una continuación del primero. Esto del martillazo es un término coloquial que se hizo famoso con un artículo de alguien que no es epidemiólogo (Tomás Pueyo) pero que explicó de una manera muy clara cómo se maneja esto. La última vez que conversamos dije que la cuarentena no iba a terminar el 26 de abril porque todavía había que darle un tiempo adicional a las medidas de control. Lo que ha pasado ahora es que no hay mucho más que se pueda hacer. A estas alturas, no se pueden adoptar medidas de control más fuertes, porque lo que se estableció en el Perú se heredó de otros países.

Con otras realidades.

Exacto, de países más desarrollados en donde se pueden hacer cuarentenas que afectan menos a la calidad de vida de las personas. La cuarentena en el Perú ha hecho a las personas pobres más pobres, por los altos niveles de informalidad.

Claro, son muchas las personas que necesitan generar ingresos diarios.

Así es. Y son personas que se han perjudicado. Hemos llegado a un momento en el que las medidas no se pueden hacer más intensas y la curva ya no se va a aplanar más de lo que se aplanó con las medidas de control y, por eso, es lógico pensar en cómo pasar a una etapa de reactivación económica y social, que no significa abrir las puertas y regresar a la vida de antes. El “como antes” ya no existe, igual va a haber cambios. La distancia social se va a mantener, por ejemplo.

Cuando dices que la curva ya no se va a aplanar más, ¿eso significa que los contagios seguirán aumentando?

Lo que tendríamos que hacer para aplanar la curva más, porque sí se aplanó un poco, no olvidemos eso, es implementar medidas más estrictas. Habría que ver quiénes son las personas que no pudieron adecuarse a la cuarentena por su situación económica y social y plantear medidas específicas. El asunto es que esto no parece posible. Se hizo lo que se pudo y no ha sido suficiente. Por eso, tengo la impresión de que el gobierno está haciendo una evaluación de costo-beneficio y está decidiendo, por eso, abrir algo las puertas y permitir que la transmisión vaya un poco más rápido para proteger la calidad de vida de la gente y su economía. Es una decisión difícil.

¿Entendible?

Desde un punto de vista estrictamente epidemiológico la respuesta a tu pregunta sería que no, que no estamos en el momento de levantar la cuarentena. No tenemos los datos de mejor calidad, no hemos visto que la capacidad del sistema de salud haya crecido lo que debía y, en cambio, estamos cerca de saturarlo, si es que no se saturó ya en varios lugares del país. Sin embargo, desde un punto de vista más integral, sí puede ser el momento. Ya vamos más de 50 días en cuarentena y hay que empezar a ver cómo establecer una “nueva normalidad”, lo que en esa nota de Pueyo se llama “el baile”. Es decir, quizás pensar en medidas más regionalizadas, enfocadas en mitigar la transmisión en lugares específicos, de acuerdo con lo que los datos nos digan.

¿Medidas focalizadas?

Exacto, conociendo la capacidad de las UCI a nivel regional. El informe del Imperial College, de hace un mes y medio, hablaba justamente de que, más que cuarentenas únicas, íbamos a tener cuarentenas intermitentes, en las que se liberarían las economías para proteger la estabilidad de las personas y luego las volverías a cerrar. Y esa decisión de cuándo abrir y cuándo cerrar, de acuerdo al informe, se tendría que basar en qué tan ocupadas se encuentren las UCI. Para saber eso, nuestros indicadores tienen que ser robustos y precisos.

¿La curva en algún momento se aplanará de manera definitiva? ¿O es muy difícil responder algo así?

¿Sabes qué pasa? Una infección no crece ad infinitum. En un momento satura y ya no existen personas susceptibles. Cuando se habla de la curva hay que entender que hay un punto de saturación, en el cual hay personas que ya generaron inmunidad. Ahora, la pregunta es, ¿cuántas personas tienen que infectarse por coronavirus para que se aplane la curva? No te lo puedo decir y no te lo puede decir nadie. Podrían ser 20 millones de personas o dos.

En resumen, lo que se puede decir es que las medidas implementadas en estas semanas ya rindieron todo el efecto que podían con las condiciones económicas y sociales del Perú, y a partir de ahora se trata de monitorear a diario cómo se comporta la curva para ver qué liberamos, qué no liberamos, cuándo nos abrimos y cuándo nos cerramos. ¿Es así?

De acuerdo. Si yo lo dijera en otras palabras, el mensaje sería este: el que termine la cuarentena no significa que hayan terminado las medidas de control. Seguimos en una situación epidémica y necesitamos que el gobierno genere medidas para suprimir la transmisión en los focos altos. Vamos a salir de una cuarenta nacional y, a partir de los datos que sigan llegando de regiones y distritos, de ser posible, se tomarán decisiones locales para que las personas afectadas puedan acceder al sistema de salud.

En el caso de que la cuarentena sea más rígida en el norte, por ejemplo, ¿eso implicaría mantener la inmovilidad interna para los viajes?

Esa es una pregunta que escapa un poco de mi especialidad. Habría que ver cómo se mueven los flujos humanos. Por ejemplo, en Lambayeque, la capacidad sanitaria está bajo un estrés enorme. Al mismo tiempo, sabemos que en Piura, La Libertad y Áncash están empezando a crecer los casos. Luego de conversar con algunas personas, entiendo que eso responde a que gente de Lambayeque se ha movilizado para buscar servicios de salud.

Recordaba en realidad lo que pasó en China, que cerró Wuhan.

¿Sabes qué pasa? Que estamos acostumbrados a compararnos con Italia o España, pero miremos en un mapa el tamaño de esos países. Perú es bastante grande y no tiene sentido pensar que la misma talla de polo le va a quedar a todos. Por eso, hay que regionalizar. Esto lo digo sin generar estigmas, pero, dependiendo de cómo vayan las cosas, de repente Lambayeque es nuestro Wuhan y tendrá que permanecer cerrada un tiempo.

Ha habido críticas por el manejo de las estadísticas por parte del gobierno. ¿Es posible pensar que haya habido intención del gobierno en ocultar el número real de fallecidos?

Me parece que no existe ninguna intención del gobierno de ocultar cifras. Más bien, veo todo lo contrario, que hay un esfuerzo enorme por ser transparente. El tema del subreporte de fallecidos pasa a nivel mundial. Se ha visto en Estados Unidos, en Reino Unido, en otros países de Europa. Lo que hay que hacer, en todo caso, es implementar medidas de vigilancia epidemiológica que tengan esto en consideración. Lo que hizo IDL-Reporteros, de buscar datos en crematorios, es interesante y es algo que podría ser hecho por el gobierno también, de manera sistemática.

Adelantaste que este asunto sería muy politizado. Cada quien empezó a utilizar las cifras de acuerdo a su posición, ¿no?

En el Perú el contexto es difícil, porque hay razones justificadas para tener una desconfianza crónica hacia nuestras instituciones y muchas personas pueden usar estas temporadas de crisis para incentivarla. Lo que te puedo decir es que es en épocas de crisis cuando es fundamental tratar de mantener la credibilidad y la gestión actual ha sabido hacerlo, mediante la transparencia en la gestión de datos. El tema se politizó y, no lo dudes, se seguirá politizando. Igual, es una buena oportunidad para tratar de hacer las cosas bien.

A ti mismo te llovieron quejas en redes por su posición.

Sí, fue terrible. Empecé a recibir ataques personales, descalificaciones.

Una consulta final. Se han difundido análisis sobre la epidemia que no son de epidemiólogos, sino de profesionales de otras disciplinas. ¿A ti te molesta eso?

La epidemiología, como campo, ha sido uno más o menos ninguneado. Nadie le hace mucho caso. A los economistas se les escucha cuando hay crisis económica y cuando no.

Se les escucha todos los días.

Sí, un poco hasta el cansancio, aunque finalmente es necesario. Pero a los epidemiólogos no se nos escucha mucho.

Cada pandemia, digamos.

Exacto. Lo que ha habido en la comunidad epidemiológica en general es un descontento porque gran cantidad de personas que tienen capacidad de análisis cuantitativo, sobre todo economistas, se han metido a hacer epidemiología, y ha habido grandes casos de personas que lo han hecho mal porque no tienen nociones de salud pública. A mí en lo personal no me incomoda demasiado, porque no soy demasiado celoso con mi campo y creo en los aportes multidisciplinarios. Eso sí, si vas a decir algo y no eres epidemiólogo, por lo menos que esté bien.

Profesión; periodista. Doctor por la Universidad de Salamanca (Instituto de Iberoamérica).