"Pero en el 2019 FP todavía no ha terminado de caer, y es poco probable que rebote a tiempo para siquiera un buen papel en las próximas elecciones". ,Cuando hablamos de la caída del fujimorismo, ¿qué es lo que está cayendo? Son varias cosas en una. Quizás lo más importante es la desvalorización del apellido Fujimori como marca de éxito electoral, una historia de tiempo transcurrido y herencia política dilapidada. Todo lo demás es consecuencia de esa pérdida central. Keiko Fujimori nunca calculó que desenganchada de la magia electoral del padre su propia imagen iba a caer. Esto empezó en las encuestas, antes de los efectos de la oleada de investigaciones fiscales. Una vez presa no ha tenido reemplazo convincente, solo voceros que parecen formados por Twitter. Otro factor es la pérdida de la antigua capacidad fujimorista de adaptarse a la novedad. En estos días de sillas musicales parlamentarias Fuerza Popular se conduce como si mantuviera el viejo poder, y eso le viene impidiendo todo control del daño. Las mismas tácticas para enfrentar nuevas situaciones ha sido una fórmula suicida. El desbande en curso ha introducido en FP el problema de la identidad, fatal para un partido. Las relaciones entre fujimorismo y Fuerza Popular empezaron a cambiar con el masivo reclutamiento de gente externa al partido para llenar la lista parlamentaria, pero sin la capacidad de darles un lugar satisfactorio una vez dentro. Hubo un tiempo en que el fujimorismo era muchísimo más que sus sucesivos membretes partidarios (de los que ha usado unos ocho). Hoy ese orden de importancia es discutible. Con todos los Fujimori fuera de carrera, lo más práctico para los integrantes sería que el nombre Fuerza Popular funcione en adelante como tabla de salvación. Sin embargo una caída no equivale a una desaparición. El fujimorismo estará allí en el 2021, otra vez como espacio de acopio para ambiciones políticas indomiciliadas. Pero para entonces veremos por lo menos dos fujimorismos, y acaso hasta tres o más. En cierto modo esto último es algo que ya estamos viendo, si miramos de cerca. Ciertamente hay partidos que se han repuesto de caídas fuertes, pero toma tiempo, más un cuerpo mínimo de dirigentes e ideas que permitan una travesía del desierto. Pero en el 2019 FP todavía no ha terminado de caer, y es poco probable que rebote a tiempo para siquiera un buen papel en las próximas elecciones.