"Si la nuestra fuera una sociedad que reconoce los méritos de los suyos, le sobrarían homenajes a Alicia Maguiña".,Acabo de escuchar una vez más la primera versión de “Inocente amor” en la voz de Alicia Maguiña, con la orquesta de Manolo Ávalos. La he repetido una y otra vez. Homenaje breve pero intensísimo al primer amor. Sonidos de alguien que se encandila y sonroja. Dos minutos y treinta segundos de darse cuenta de que la belleza existe, pese a todo. “Inocente amor” fue la primera composición de una muy joven Alicia Maguiña y figura en el disco La dueña del santo” (1957). Lo escucho una vez más para recordar que ella ha cumplido esta semana –el jueves último– 80 años de vida. No he visto canal de televisión que lo destaque. En los diarios muy pocas menciones. Casi nada en las redes sociales. Si la nuestra fuera una sociedad que reconoce los méritos de los suyos, le sobrarían homenajes. Si tuviéramos orgullo y conciencia de que hay creadores nuestros, Maguiña sería una abanderada. Si viésemos la modernidad desde nuestra tierra del sol, estaríamos difundiendo sus valses, marineras, huainos, mulizas. Y estaríamos mostrando en colegios y parques los trabajos que hizo con Carlos Hayre, Óscar Avilés, etc. También las obras musicales que interpretaron Tania Libertad, Cecilia Barraza, Eva Ayllón. Pero no. Aquí asoma la indiferencia del Estado, la dejadez en los sectores culturales, la pobreza de criterio y sobre todo ese eterno mirar encandilado hacia otro lado para ocultar lo que eres. Ochenta años. Toda una vida dedicada al estudio de la música popular peruana. Solo queda decirle gracias, Alicia, por tanto. Gracias por siempre.