"Se trata del político más impopular del país: 87% lo rechaza; una cifra superior, incluso, a la de Keiko Fujimori (81%)".,¿Para quién tuitea Alan García? Parece una pregunta banal pero no lo es. De hecho, resulta clave para entender la estrategia de AG frente a lo que parece inminente: su detención preventiva. Lo primero que hay que tener en cuenta es que se trata del político más impopular del país: 87% lo rechaza; una cifra superior, incluso, a la de Keiko Fujimori (81%). Esto resulta evidente en su cuenta de Twitter. Cada uno de sus tuits es recibido con insultos, memes denigrantes o, en el mejor de los casos, irónico escepticismo. Las pocas respuestas positivas, de quienes parecen ser irreductibles apristas, nunca consiguen pasar del centenar de interacciones positivas (descontando los bots). Su público, claramente, no es el usuario normal de Twitter. Veamos entonces su contenido. Durante su último gobierno, García supo manejar muy bien los medios masivos, a través de una fórmula ganadora que combinaba diversos tipos de relaciones interpersonales con dueños de medios y líderes de opinión, pero eso ya no le sirve en el nuevo entorno mediático de redes sociales e influencers. Está desfasado. En estos meses, ha fracasado, una y otra vez, en sus intentos de poner la agenda: la anemia nunca se volvió un tema realmente popular y lo del golpe de Estado solo ha desatado burlas. Ahora se declara perseguido por “los comunistas”. ¿Pero entonces, a quién le habla? Uno de cada diez tuits de AG está dedicado a rebotar o destacar opiniones favorables a él aparecidas en medios. Suele destacar a algún opinólogo fiel (Mariella Balbi, José Barba, etc.) o a medios casi clandestinos pero fieles (tipo Expreso o Punto de Encuentro). Parece, más que una forma de difundir sus voces (porque, en realidad, los entrega al matadero de los insultos), una manera de “premiar” su lealtad, haciéndoles saber que los leyó. Con los otros con los que intenta jugar en pared es con sus congresistas, a los que respalda continuamente. Ahora ha lanzado el tag #ElApraVuelve, una forma bastante obvia de jugar con las ilusiones, tantas veces traicionadas, de sus abandonados militantes de a pie. Queda claro, entonces, que su Twitter tiene dos mensajes de fondo: 1. Tengo poder (seguidores en medios, congresistas), y 2. La lealtad es importante. Casi parecería, entonces que su público, efectivamente, no es la gente normal, sino los potenciales testigos protegidos que consiga la Fiscalía. Una forma de decirles no se acobarden si los detienen. Aquí estaremos, pelearemos. Pero a veces AG es su propio público. Por ejemplo, el 5 de setiembre, mucho antes de la caída de Keiko, retuiteó a Fernando Rospigliosi diciendo que Humala “debería volver a la cárcel de la que nunca debió salir”. Pero este jueves puso un meme con declaraciones de Ernesto Blume contra la detención preventiva. Quizás ese es el mensaje real de su Twitter: Estoy asustado.