“El extremismo que dejó en su estela en estos días vuelve a amenazar a la democracia y a los principios de la Revolución Francesa, como en los años 30”. ,Mañana se cumplen 100 años del fin de la Primera Guerra Mundial. Luego otras guerras causaron más muertes, pero ninguna ha sacudido la conciencia de occidente como esa, a la cual por su atrocidad el optimista H.G. Wells consideró “la guerra que terminará con todas las guerras”. Irónica patinada del autor de La guerra de los mundos (1897). La guerra 1914-1918 inauguró la actuación de la ciencia a gran escala en el campo de batalla. Todos los avances tecnológicos de la humanidad hasta ese momento se unieron para convertirse en una máquina de matar nunca vista. La aparición de la modernidad convertida en carnicería cambió para siempre la cultura mundial. La catástrofe no impidió ni una sola guerra, y más bien preparó el escenario geopolítico para la que le siguió en 1939, esa sí realmente mundial. De paso aportó elementos clave para los nuevos promotores de guerras, al unir indisolublemente el laboratorio con el campo de batalla, e introducir el concepto de la guerra total, de la masacre industrializada. Sus efectos concretos han sido largos. Como ha dicho Steven Mintz, “casi todo lo que sucedió en el resto del siglo fue, de una forma u otra, el resultado de la Primera Guerra Mundial”. El extremismo que dejó en su estela en estos días vuelve a amenazar a la democracia y a los principios de la Revolución Francesa, como en los años 30. En esta medida a 100 años esa guerra está mucho más presente de lo que se pudiera suponer. Europa despojada de sus imperios coloniales ya no es el escenario central de la geopolítica, pero el tipo de rivalidad y el cóctel ideológico que llevaron al estallido de 1914 ahora están peligrosamente esparcidos por el mundo. En un plano más social, Hannah Arendt sostiene que esa guerra fue “un preludio a la crisis de las clases y a su conversión en masas”. Viene implícito que muchos de quienes pelearon en esas trincheras estaban transitando hacia otro tipo de existencia social: las masas que alimentaron al bolchevismo, al fascismo y al nazismo. Cada día más los temores a una Tercera Guerra Mundial llevan al estudio de la sombría inauguración que fue la primera.