Si el plástico está devastando el mar, el papel está deforestando el mundo.,Como parte de la nueva batalla contra el plástico, la cañita está desapareciendo de cada vez más lugares. El objeto se difundió hacia fines del siglo XIX, como una manera práctica de beber desde una botella o desde una lata, y de allí pasó a los vasos, como un recurso sanitario. Además a muchos sorber les parece algo más cómodo que levantar un vaso, o incluso más moderno. Hubo un tiempo en que las cañitas eran de papel encerado, pero se les atribuía un problema de sabor. Pero esa alternativa al plástico tiene sus propios problemas ecológicos. Si el plástico está devastando el mar, el papel está deforestando el mundo. El reciclaje no puede ganar ninguna de las dos batallas, contra el plástico indestructible o contra el papel, más voraz que los incendios. Con la cañita ha empezado a desaparecer la bolsa de plástico, reciclable o no. Todavía está disponible en los supermercados, pero cada vez más gente está llevando su bolsa reusable para las compras menores. Pero como el de las cañitas, es un cambio bastante gradual. Igual es importante, aunque existe mucho más plástico dando vueltas por la realidad. Prescindir de la cañita o reemplazar la bolsa de plástico son ahorros netos. No es lo que sucede con todos los reemplazos del plástico. Las ubicuas botellas no retornables de plástico de las gaseosas (que ya son líquidos desaconsejados por motivos de salud) son más caras que el vidrio, que pesa más, y es más difícil de transportar. Pero al menos antes de llegar al mar a causar atoros casi eternos, en el tercer mundo las botellas de plástico tienen una imaginativa vida popular en cosas como macetas, pantallas, frascos, embudos, entre muchas otras cosas. Su partida hará la vida menos interesante, y así terminará de existir lo que finalmente es una rama del reciclaje. Las medidas que vienen apareciendo en el mundo, tímidamente en el Perú, tienen en la mira buena parte del empaquetado industrial de los alimentos. La idea es que el abaratamiento obtenido de los procesos industriales es a la postre nocivo para la salud, y dañino para el medio ambiente. Si quisiéramos dramatizar el argumento, diríamos que la cañita mata.