Vizcarra tiene más armas que el referendo, y que no son tan coyunturales. Una importante es la buena marcha económica del país, que funciona como piso estabilizador de muchas cosas.,El aumento en la aprobación de Martín Vizcarra continúa, y pronto puede haber una mayoría a su favor. ¿Por qué sube? Por lo pronto porque su llegada a la presidencia ayudó a solucionar una seria crisis de gobernabilidad. Su estilo sereno ha ayudado a establecer un cierto clima de paz. De julio a esta parte se está beneficiando de sus ambiciosas iniciativas políticas. Lo que junta a estos tres factores es su propuesta de un referendo político. La idea de la consulta y los temas incluidos han tocado una fibra sensible de buena parte de la población, que ve con simpatía la posibilidad de cambios en el Congreso. Fuerza Popular tiene que aceptar la propuesta, pero se resiste todo lo que puede, y no descartemos que todavía la derribe. Sin duda la de Vizcarra hoy es una popularidad coyuntural, pues aun si el referendo se realiza y logra los cambios, ese entusiasmo popular será pasajero. Todavía tendrá que lidiar por años con una mayoría parlamentaria políticamente adversa y matrera, así como con la exigencia de soluciones administrativas a problemas prácticos. Pero Vizcarra tiene más armas que el referendo, y que no son tan coyunturales. Una importante es la buena marcha económica del país, que funciona como piso estabilizador de muchas cosas. Aun así ha elegido una política de austeridad en el gasto corriente fiscal, mientras traslada sus esfuerzos hacia la inversión pública, que sigue muy en alza. Su otra arma es una imagen personal sosegada, casi fría, que ha logrado eludir el clima de trifulca que hoy reina en la política, y que ha liquidado la aprobación del Congreso y de FP. Esto le ha permitido a Vizcarra no ser salpicado por el clima de confrontaciones en la bancada que dejó detrás PPK, y le ha evitado, hasta que salió Keiko Fujimori contra el referendo, ser blanco de los ataques de FP. Los balances de la aprobación son variados. Para los más escépticos, que incluye por cierto a los fujimoristas, solo se trata de la fase ascendente en una montaña rusa. Para los más optimistas estamos ante el inicio de una nueva fase en este tramo de la política nacional. A ambos hay que recordarles que la opinión sobre la aprobación hoy está partida en dos mitades.