El país ya una vez puso sus esperanzas en la empresa brasileña, cuando decenas de sus funcionarios iban a limpiar nuestra casa de arriba abajo.,La teoría del asunto es que ahora sí Odebrecht va a hablar y que eso hará toda la diferencia. Eso trae implícito que los funcionarios de la empresa habían estado amarrando el macho a la espera de un acuerdo conveniente, que incluía su propia impunidad a cambio de sus delaciones. No es como se presentaba la cosa en su momento. El caso apareció con una empresa compungida dispuesta a hacer el bien sin mirar a quién afectaba. Algunas de sus primeras delaciones fueron espectaculares, otras no tanto. Con dos presidentes comprometidos en acusaciones, y políticos importantes rozados por declaraciones, los trámites parecían ir muy en serio. La nueva situación abre dos perspectivas. En una de ellas Odebrecht ha soltado más o menos todo lo que tenía, y en realidad estamos viendo el cierre del proceso. En la otra la empresa se había guardado lo más serio de su actividad corruptora, a la espera del acuerdo de impunidad que el sistema judicial peruano no estuvo en condiciones de conceder. El país ya una vez puso sus esperanzas moralizadoras en la empresa brasileña, cuando decenas de sus funcionarios iban a limpiar nuestra casa de arriba abajo. Hablar de engaño o de promesa incumplida puede ser demasiado, pues algo fue entregado en estos meses. Pero es obvio que el público esperaba más, y todavía sospecha mucho. Ahora se abre un segundo ciclo de esperanzas, atenuadas un poco por la existencia del remolino de escándalos paralelo llamado Lava Juez, pero reales. Parte de esas esperanzas son un anhelo directamente partidista de que Odebrecht II hunda a unos políticos y salve a otros, según el gusto del observador. Pero la empresa, que sepamos, no ha prometido nada tan concreto. Pero algo ha tenido que haber sobre esa mesa de negociación y pulseo que justifique la impunidad que estaría a punto de recibir Odebrecht. No descartemos que la oferta es solo seguir declarando, o adelantando pruebas concretas para lo ya declarado, y no una propiamente una presentación de figuras descollantes para poner al asador. Para saber algo de todo esto ahora deben recomenzar los viajes de fiscales al Brasil. A esperar, pues, el momento en que aparezcan las puntales filtraciones, para entender de qué trata esta nueva etapa.