Sería óptimo que un debate multipartidario y multipoderes sobre el referendo comenzara cuanto antes. No tiene por qué ser una discusión en varios tomos.,El referendo está bastante alto en la agenda presidencial, y es un perfecto tema para la negociación. La mayoría del Congreso, con una que otra excepción, no ha dicho que no. Ahora comienza un pulseo de plazos y de temas. Martín Vizcarra ha planteado la consulta para antes de fin de año, y por economía podría ser incluso en octubre. Frente a los cuatro puntos en consulta que presentó Vizcarra en su discurso de julio, hay quienes quieren añadir algunos más. Esto no es descartable, siempre y cuando esa lista no se desborde al grado de complicarle la vida a los consultados. Más aún si la consulta coincide con las elecciones regional-municipales. A Vizcarra le conviene una lista de temas breve pero negociada. Pues de otro modo la consulta tendría los visos de un plebiscito sobre su breve gestión, una exposición innecesaria. Una lista presentada por los dos poderes no llevaría agua a ningún molino, y ciertamente facilitaría la posterior implementación de los resultados. La negociación es indispensable, puesto que el Congreso es la puerta de salida del referendo a la ciudadanía. Nadie habla ahora de bloquear el proceso, pero podrían aparecer por el camino pedidos inaceptables para el Ejecutivo. Lo cual sugiere la conveniencia de salir a buscar temprano negociadores adecuados para la tarea. Al público le gusta ser consultado en temas políticos, lo cual vuelve inconveniente oponerse a un referendo, o aparecer colocándole piedras en el camino. El bloqueo se evitará en la medida que el avance hacia la consulta no se partidarice. Un propósito complicado con la intensa guerra de posiciones periodístico-judicial en pleno desarrollo. Fuerza Popular ha recibido la iniciativa del referendo como una movida contraria a ellos. A pesar de eso viene actuando con cautela. Lo que no debe hacer el Congreso es dejar la iniciativa exclusivamente en manos del Ejecutivo y de las agrupaciones entusiastas de la calle. Estaría perdiendo una oportunidad de recuperar mucho prestigio perdido. Sería óptimo que un debate multipartidario y multipoderes sobre el referendo comenzara cuanto antes. No tiene por qué ser una discusión en varios tomos. Bastaría con algunas opiniones informadas sobre los puntos concretos de la cuestión. No sería el primer referendo que el país lleva adelante.