Hoy debe comenzar la huelga de maestros del Fenasute, una facción del Sute, que dirige el notorio Pedro Castillo. La movilización busca replicar el paro del 2017, donde no hubo un éxito concreto pero sí mucha publicidad a lo largo de demasiadas semanas. Arrancan con la misma esperanza de que un gobierno debilitado por la oposición ceda a los reclamos de la huelga.,Los objetivos de los huelguistas, expuestos hace varios días en una reunión con el ministro Daniel Alfaro, son: eliminar la evaluación docente y lograr una mesa de diálogo propia para negociar con el gobierno su plataforma de lucha. Esto último para sacar al Sutep de juego como interlocutor privilegiado del gobierno, una importante aspiración y un objetivo estratégico de Castillo. Pero este camino huelguístico radical no está fácil. El Sute Cusco y bases dispersas Arequipa, Piura, Lambayeque, Pasco y Lima se apearon de la huelga (cuya fecha anterior había sido el pasado viernes 15). Lo que Castillo ha logrado por el momento es que el Sutep postergue su propia negociación, hasta ver los resultados de Castillo. Un motivo de todas estas disidencias por el camino es el rechazo a la presencia del Movadef en los planteamientos del Fenasute. Para Castillo es una alianza costosa, pero a la vez indispensable para mantenerse en el cargo. La pasada huelga y la que empezaría hoy le son indispensables para afianzarse en el universo del magisterio radical. La vez pasada el ministro Idel Vexler fue víctima de por lo menos un par de fenómenos. Uno fue el apoyo de muchos de los directores regionales de educación a la huelga, expresado en la negativa a cobrar los descuentos a los huelguistas y a veces hasta con simpatías directas. El otro fue conceder por un momento la negociación que pedía el Fenasute. Quizás Castillo tiene nuevas esperanzas en la manera como el gobierno ha venido cediendo a las presiones gremiales, con la idea de que eso consolida la paz social. Sin embargo Alfaro plantea el sostenimiento del principio de autoridad, y sanciones a quienes se plieguen a la huelga, o la apoyen desde sus cargos. Es de esperar que no le quiten el piso por el camino.