Hoy no hay nada de suave en el paso que ha dado Colombia. Caracas por su armamento y sus asesores hoy sí puede ser considerado un peligro, que ya en otros años apoyaba la subversión armada en Colombia. ,El ingreso de Colombia a la OTAN es consecuencia natural de su ubicación contigua a Venezuela, un país que, a juzgar por la retórica de su dictador Nicolás Maduro, es militarmente impredecible. Bogotá ha decidido curarse en salud al firmar un tratado que le proporciona algo así como aliados instantáneos. Pocos actos hubieran podido poner más en evidencia que estamos pasando por una versión latinoamericana de la Guerra Fría, mezclada con lo que se viene llamando una Nueva Guerra Fría. En este juego Caracas es un espacio donde se repite, en otra clave, la irrupción de Moscú en América Latina a través de La Habana. La llegada de la OTAN a América Latina (pues de eso se trata) podría estar cambiando algunas perspectivas sobre Venezuela. Una de ellas que los EEUU mantendrán indefinidamente una política de contención frente al chavismo y que los aliados de Maduro seguirán pudiendo mantenerlo dentro de una sensatez básica. La otra perspectiva ha sido que Brasil por su tamaño es un desanimador de, y sería un árbitro decisivo para, cualquier situación bélica en sus fronteras. Sin embargo a la vez las pocas ganas de Brasilia de intervenir en asuntos contenciosos latinoamericanos son famosas. Suele preferir los escenarios claramente mundiales. Brasil ha sido por decenios un candidato natural a integrar la OTAN, y Washington nunca dejó de alentarlo en ese sentido. La idea era que América Latina se sumaría a esa iniciativa, en una suerte de militarización suave de la zona. Pero la necesidad objetiva, o algo que se le parece mucho, tomó decenios en llegar. Hoy no hay nada de suave en el paso que ha dado Colombia. Caracas por su armamento y sus asesores hoy sí puede ser considerado un peligro, que ya en otros años apoyaba la subversión armada en Colombia. La pasión de Maduro por denunciar conspiraciones un día sí y otro también es un peligro adicional. ¿Entrarán a la OTAN otros países de la región? Probablemente ninguno se sienta tan amenazando como Colombia hoy, aunque también hay argumentos modernizadores en los ejércitos. Pero las líneas de batalla ideológica están trazadas en muchos más lugares que la frontera colombo-venezolana, y el retorno a antiguas armonías se ve difícil.