En el camino no dudan en enfrentar a los peruanos nuevamente, terruqueando a todo el que piense distinto, dejando en claro que el LUM es solo la puerta de entrada. Luego vendrán por más.,El debate sobre el LUM de los últimos días, gatillado por un video editado y difundido maliciosamente por un timador, se ha levantado sobre manipulaciones y prejuicios. Escuchar el lunes a los congresistas Olaechea y Becerril en Canal N satanizando al LUM lo confirma y ayuda atender el espíritu de esta alianza negacionista. Afirmaban certeros que el LUM no cuenta la verdad, pero ninguno de los dos lo ha visitado alguna vez, como ellos mismos lo confirmaron. Es un crítica ideologizada, no en base a información real. Estamos frente a un nuevo intento que busca cambiar lo que pasó en el pasado con la intención de ganar poder en el presente. La estrategia incluye sembrar la idea de que en los 80s y 90s solo existió insania terrorista y ningún tipo de exceso de militares y policías, no sobre senderistas o emerretistas, para que quede claro, sino sobre población civil inocente. En el camino no dudan en enfrentar a los peruanos nuevamente, terruqueando a todo el que piense distinto, dejando en claro que el LUM es solo la puerta de entrada. Luego vendrán por más. Aquí los ciudadanos y el gobierno, hasta ahora ausente, debemos cerrar filas. Lugares como el LUM no solo son importantes porque conmueven y enseñan, sino porque nos enfrentan con lo que pasó décadas atrás. Son espacios necesarios para que el Perú deje de ser una nación que se construye sobre la ilusión de que el olvido permite desaparecer el pasado, de que la elección de no recordar equivale a sanar. Ahora que se ha despertado una polémica sobre la exposición permanente, no dejen de ir. Visítenla y saquen sus propias conclusiones. Estoy seguro de que ustedes mismos descubrirán las mentiras que se lanzan para desprestigiarla con la sola intención de intentar reescribir la historia, olvidando en el camino, nuevamente, a los actores centrales: las víctimas de esas décadas de terror.