No hubo titulares ni portadas. Ningún reportaje que nos ponga en contexto y nos diga a cuántos líderes nativos han asesinados hasta el momento, las amenazas que reciben, la explotación de la que son víctimas los pueblos nativos y de cómo los traficantes los obligan a abandonar sus tierra,Tenía 81 años, su vida acabó violentamente tras recibir cinco balas sobre su pecho. Se dedicó con esfuerzo y determinación a preservar la cultura, el arte de su pueblo acechado por los madereros y mineros ilegales que los despojan, arrinconan, esclavizan y matan. Olivia Arévalo era una mujer sabia y espiritual reconocida en el mundo académico y entre quienes trabajan y defienden a las comunidades nativas, la naturaleza y las costumbres ancestrales. No estoy en ese grupo privilegiado, no la conocía ni sabía de su trayectoria e importancia. Fue su brutal muerte la que me acercó a ella. Entonces conocí sus cánticos sagrados, su magia, su fuerza, sus virtudes con la medicina tradicional que intentaba conservar y enseñar. Era, ella misma, un libro viviente sobre cómo coexistir en armonía con la naturaleza. Una búsqueda por internet me llevó a varias páginas, muchas extranjeras, y videos que hacían referencia a esta emblemática mujer, sus dones como maestra curandera y su defensa de los derechos culturales y ambientales de su pueblo. Su asesinato ha logrado cierto impacto en los medios de comunicación masivos, sobre todo en los impresos. Sin embargo, creo que el hecho merecía más que algunos escuetos artículos sin profundidad ni investigación, apenas recogiendo pronunciamientos de uno y otro lado. No hubo titulares ni portadas. Ningún reportaje que nos ponga en contexto y nos diga a cuántos líderes nativos han asesinados hasta el momento, las amenazas que reciben, la explotación de la que son víctimas los pueblos nativos y de cómo los traficantes los obligan a abandonar sus tierras. Por estos días la muerte del reconocido DJ Avicii ha afectado a más gente en las redes sociales que el asesinato de Olivia. No los critico, tienen derecho a expresar su pena. Pero me sorprende lo poco que los conmueve la trágica desaparición de esta representativa mujer. Quizá la prensa tenga algo de responsabilidad por ello. Tal vez, si se ocupará de personajes ejemplares como Olivia, noticias como su muerte nos impactarían más y no tendríamos, como yo, que conocerla después de su muerte.