Arnold Wismann: “Lo que más me gusta del country es su capacidad de decir la verdad sin adornos”
Arnold Wismann es el primer cantante peruano de country y demostrará todo su talento en el Oxaranch Festival este domingo 27 de julio en Oxapampa. Ojo a Arnold, que tiene mucho que decir.

De raíces germanas y peruanas, Arnold Wismann pasó sus primeros años en San Ramón (Junín). Ya siendo adulto, migró a Oxapampa (Pasco) de donde es su familia. En la sencillez de los datos, nos percatamos de una implícita conexión de Arnold con la selva, espacio medular en el que forjó una sensibilidad artística que a lo largo de los años lo convirtió en cantautor, intérprete y director.
Arnold, cuando recuerda su infancia, se reconoce ganando concursos escolares cantando rancheras, género con arraigo en su entorno. Además, Arnold, como director, es el hacedor del documental Heimat in Perú: un legado en extinción, que rescata la herencia cultural de los primeros colonos europeos en la selva central. Si esto no es suficiente, Arnold hoy rompe fuegos siendo el primer cantante de country pop peruano. Arnold canta partiendo de la experiencia y lo demostrará este domingo 27 de julio en el festival country más grande del Perú: el Oxaranch Festival, en donde presentará su nueva canción “Mi verdadero amor”. Estemos atentos al trabajo de Arnold Wismann, que en los primeros meses lanzará su primer álbum y una serie de videoclips grabados en Pozuzo, Oxapampa y otros bellos escenarios de la selva central. La República conversa con Arnold Wismann.
-¿Cómo llegaste al country?
-Mi vínculo con el country empezó en los primeros años de mi infancia en San Ramón, rodeado de árboles, lluvias y caminos que te enseñan a escuchar el silencio. Allí se formó mi sensibilidad. Pero también crecí con el corazón puesto en Oxapampa, donde están mis raíces familiares, donde mi historia sigue viva, y desde donde hoy construyo mi propuesta artística con más fuerza que nunca. Mi primer maestro fue mi papá. Él me enseñaba a cantar con cassettes antiguos, sentado a su lado, mostrándome música que hablaba del alma, del campo, del amor verdadero. En paralelo, mi abuelo también tenía esa conexión tan genuina con las melodías del campo. Gracias a ellos, la música en mi vida siempre fue algo más que entretenimiento: fue una herencia emocional, un lenguaje familiar.
-La riqueza del country es su sencillez.
-Lo que más me gusta del country es su capacidad de decir la verdad sin adornos. Es música que no pretende. Que no necesita sonar perfecta, sino honesta. El country es como la vida en el campo: directa, valiente, profunda. Y eso me representa. Me enseñó que la emoción vale más que la técnica. Que ser tú mismo, aunque no encajes, es más valioso que sonar como los demás.
-¿Cómo nace lo de primer cantante country del Perú?
-Durante la grabación de mi documental Heimat in Perú, compartí una canción muy personal llamada “Mi pueblo amado”. Al escucharla, artistas de gran trayectoria me dijeron algo que se quedó tatuado en mi alma: “Tú eres auténtico. Eres el primer cantante de country pop en el Perú. Tu voz tiene carácter, es varonil, poderosa. Está hecha para contar historias”. Y así lo siento. Mi voz tiene historia. Tiene raíz. Tiene verdad. Es gruesa, firme, emocional. Y ahora, después de años de madurar este camino, siento que este es el momento ideal para lanzarme con todo. No solo porque tengo canciones listas, sino porque ya estoy listo yo. Mi vida me ha formado. Lo que antes era talento, hoy es convicción. Y lo que antes era promesa, hoy es propósito.

Con Juleisy Müller, presente en todos los videoclips de Arnold Wismann. Foto: Difusión.
-No sorprende que se haga country en Oxapampa debido a su paisaje, lo que sorprende es que no se haya hecho antes.
-Oxapampa es tierra que respira música honesta. Tiene montañas, lluvia, historia, migración, identidad. Es todo lo que el country representa. Pero más allá del paisaje, el country necesita algo más profundo: necesita autenticidad. Y eso es precisamente lo que explica por qué recién ahora empieza a tomar forma. Oxapampa es tierra que respira música honesta. Tiene montañas, lluvia, historia, migración, identidad. Es todo lo que el country representa. Pero más allá del paisaje, el country necesita algo más profundo: necesita autenticidad. Y eso es precisamente lo que explica por qué recién ahora empieza a tomar forma.
-Parece, pero no es sencillo cantar country.
- Cantar country no es sencillo. Es un acto de valentía. Porque este género no te permite fingir. No hay espacio para lo impostado ni para las fórmulas que dominan la industria comercial. Y ese es justamente el temor de muchos artistas: salir del molde, atreverse a mostrar su verdad. Mi caso es distinto. Yo no vengo de una estructura comercial. Mi historia está profundamente ligada a lo cultural, a mis raíces familiares en la selva central, descendientes de los colonos que fundaron estos pueblos. Gente trabajadora, valiente, que nunca tuvo miedo de construir lo nuevo.
-¿Qué sensación tienes por participar en el Oxaranch?
-Participar en el Oxaranch Festival, el festival country más grande del país, tiene un valor enorme para mí. No solo por el escenario en sí, sino porque representa algo más grande: la apertura de un espacio para lo auténtico, para lo que nace desde el alma de Oxapampa. Este festival está convocando a artistas nacionales e internacionales, y al mismo tiempo está sembrando una semilla para que nuevas voces se atrevan a surgir desde su verdad. Para mí, estar allí es una celebración de todo lo que me ha formado: mi familia, mi tierra, mi lucha, mi identidad. Es un momento en el que puedo compartir escenario con artistas que también creen en contar historias reales, y donde puedo alzar mi voz diciendo: “Aquí estoy. Esta es mi música. Esto es lo que soy”.
-¿Cuáles son los tópicos de tus canciones?
-Las canciones que escribo parten de un lugar muy íntimo. Soy una persona profundamente reflexiva, y para mí, la vida es un proceso constante de crecimiento interior. Cada etapa que vivo se convierte en una oportunidad de observación, de autoconocimiento, de transformación. Es por eso que mis letras no son producto del impulso, sino de la contemplación. Cantan lo cotidiano, pero con una mirada introspectiva y filosófica. Mis temas pueden hablar del amor, de mis raíces, de mi pueblo, de mi camino como artista o de la esperanza de un cambio. Pero todos ellos tienen algo en común: invitan a detenerse, a mirar hacia adentro, a pensar. Escribir es, para mí, una forma de meditar. Y cantar, una forma de sanar. Cada verso nace de un proceso que cuido con mucha seriedad. No lanzo palabras al aire: las pienso, las siento, las vivo.
-Los artistas tienen influencias, ¿cuál es la tuya?
- Admiro mucho a artistas como Bob Dylan, porque tienen esa capacidad de transformar la experiencia humana en algo que despierta. Esa es también mi intención: que quien me escuche no solo se entretenga, sino que sienta algo real, algo profundo, algo que lo acompañe. Yo no escribo para llenar un espacio musical, escribo para dejar una marca emocional. Y si mi voz deja huella, como me han dicho, es porque no busca complacer, sino conectar. Porque cuando uno es auténtico… deja huella.


















