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El médico que perdió las piernas, los dedos y parte del rostro tras un arañazo de su perro

El caso de Jaco Nel es muy extremo, pero real. Según la BBC, 20 millones de personas sufren septicemia al año, en el mundo. El doctor visibiliza la enfermedad desde 2018.

A finales de 2016 el doctor Jaco Nel jugaba con su perro Harvey, cuando notó un pequeño arañazo en la mano. Lo limpió, lo desinfectó y siguió con sus quehaceres habituales. Dos semanas después, se enfermó de lo que parecía una gripe; sin embargo, estaba a punto de suceder una tragedia.

Una bacteria en la saliva de su mascota le produjo septicemia, una sobrerreacción del sistema inmunológico ante una infección. El choque séptico lo dejó cinco días en coma y meses en el hospital, donde le amputaron las piernas y los dedos de una mano. Además, sufrió una desfiguración en nariz y labios, que aún ahora le imposibilita hablar y comer.

El caso de Jaco Nel es muy extremo, pero real. Como él, 20 millones de personas sufren septicemia al año, en el mundo, de acuerdo a la BBC Mundo. En 2018, este británico visibilizó su experiencia en un programa de la cadena de noticias, pero el caso ha vuelto a cobrar relevancia, esta semana, en los medios internacionales.

El médico estuvo en coma durante cinco días. “Cuando me desperté, tuve un shock al ver que tenía prácticamente el cuerpo entero negro: la cara, las manos, las piernas, debido a los daños en los tejidos causados por la coagulación anormal de la sangre, que es algo que pasa por el choque séptico”, dijo a la BBC.

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Un diagnóstico temprano es clave para la recuperación de la septicemia. Según varios estudios, el 80% de los casos se pueden tratar favorablemente si se trata en la primera hora. Pero si no, con cada hora que pasa se incrementa el riesgo de muerte.

Aunque se define como una “persona determinada”, Jaco Nel aseguró tener momentos en los que se sintió desbordado. “Me sentí profundamente deprimido, sentí ira y en algunos momentos pensé que no lo podría soportar”, recordó.

Sin embargo, con el tiempo salió adelante con el apoyo clave de sus amigos, familiares y colegas del trabajo. “Esos pensamientos se fueron cuando empecé a ver que sí podría volver a hacer cosas, aunque me costaría más tiempo y esfuerzo”.

“Creo que también me ayudó a salir adelante la fe y el deseo de volver a trabajar”, finalizó.